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martes, 3 de enero de 2017

Magnetic Fields - The Book Of Love

Francis S.









Francis S.


Ella se interna en los bosques de la Noche
se abre al juego
de los que nunca duermen,
y velan el mundo


Sacrificio de la luz
sobre la espiral giratoria de los días
yo te ví amar
y te ví perder
y ví cómo la lluvia pegaba sus gotas
sobre las gotas de tu dolor,
y eran una.


Ella cuida del fuego,
vestal germinal pasional
La doncella ha traspasado los muros,
y sueña.


Aquiétate
dibújate
grandiosa en el papel,
vértigo final sobre los pétalos
nunca inconsistentes
de una Vida memorable.



Mónica Pedraza

lunes, 2 de enero de 2017

Tú, no te detengas...Andrés Caicedo







“Tú, no te detengas ante ningún reto. Y no pases a formar parte de ningún gremio. Que nunca te puedan definir ni encasillar.

Que nadie sepa tu nombre y que nadie amparo te dé.
Que no accedas a los tejemanejes de la celebridad. Si dejas obra, muere tranquilo, confiando en unos pocos buenos amigos. Nunca permitas que te vuelvan persona mayor, hombre respetable. Nunca dejes de ser niño, aunque tengas los ojos en la nuca y se te empiecen a caer los dientes. Tus padres te tuvieron. Que tus padres te alimenten siempre, y págales con mala moneda. A mi qué. Jamás ahorres. Nunca te vuelvas una persona seria. Haz de la irreflexión y de la contradicción tu norma de conducta. Elimina las treguas, recoge tu hogar en el daño, el exceso y la tembladera.
Todo es tuyo. A todo tienes derecho y cóbralo caro.
No te sientas llenecita nunca.
Aprende a no perder la vista, a no sucumbir ante la miopía del que vive en la ciudad. Ármate de los sueños para no perder la vista.
Olvídate de que podrás alcanzar alguna vez lo que llaman "normalidad sexual”, ni esperes que el amor te traiga paz. El sexo es el acto de las tinieblas y el enamoramiento la reunión de los tormentos. Nunca esperes que lograrás comprensión con el sexo opuesto. No hay nada más disímil ni menos dado a la reconciliación. Tú, practica el miedo, el rapto, la pugna, la violencia, la perversión y la vía anal, si crees que la satisfacción depende de la estrechez y de la posición predominante. Si deseas sustraerte a todo comercio sexual, aun mejor.
Para el odio que te ha infectado el censor, no hay remedio mejor que el asesinato.
Para la timidez, la autodestrucción.
Adonde mejor se practica el ritmo de la soledad es en los cines, aprende a sabotear los cines.
No accedas al arrepentimiento ni a la envidia ni al arribismo social. Es preferible bajar, desclasarse; alcanzar, al término de una carrera que no conoció el esplendor, la anónima decadencia.
Para endurecer la unidad sellada, ensaya dándote contra las tapias.
No hay momento más intenso ni angustioso que el despertar de un hombre que madruga. Complica y prolonga este momento, consúmete en él. Agonizarás lentamente y de berrido en berrido enfrentarás los nuevos días.
Es prudente oír música antes del desayuno.
Tú, disimula el olvido. Aprende a contemplar inconmovible toda génesis. Si te tienta la maldad, sucumbe: terminaréis por rodar juntas del mismo brazo.
Come todo lo que sea malo para el hígado: mango viche y hongos y pura sal, y acostúmbrate a amanecer con los gusanos. Créete ceiba, que también cría parásitos.
Tú, no te preocupes. Muérete antes que tus padres para librarlos de la espantosa visión de tu vejez. Y encuéntrame allí donde todo es gris y no se sufre. Somos muchas. Incomunica el dato.“


Andrés Caicedo de "¡Que viva la música! "

domingo, 1 de enero de 2017

Trailer de Rester vertical — Staying Vertical (HD)

Kim Hiorthøy - Det oläskiga rummet

El silencio







El silencio


Hay que tapizar las paredes
de silencio,
hallar el eco de la alborada
sobre los olivares,

tenderse al sol
y neutralizar la tristeza,
acabar con la horda de voces sugestivas

Hay que sollozar la noche
y bendecir el día,
y cubrir los cuerpos muertos
dejarlos dignos,


Hay que enumerar los pasos
cautivar la decepción
con suaves manos,
que dibujan el arco iris
sobre los techos de los desahuciados,
y
saber que hoy, mañana, después
será tarde
siempre tarde.


Mónica Pedraza

Leer en ocho notas,Carlos Skliar









Leer, en ocho notas


I- La lectura reconoce sus sabores. Despaciosamente. Al principio a nada sabe, pero huele. Huele la nariz dentro del libro, huele el movimiento de las páginas entre pasajes, huele el misterio de lo que se comprende y la certeza de lo que ya se olvidará. Huele la vida de quien huele al leer. Y se respira el vendaval de la escritura: la ternura de una página de inicio, la aspereza de una página de adiós.

II- Leo un libro que nunca leí, es decir: atravieso un mundo desconocido, un tiempo desconocido, gestos desconocidos. Párrafo a párrafo lo que parecía ser ajeno comienza a existirme como si fuera posible habitar un lugar que no es el mío, un cuerpo diferente con una voz incógnita. Sin embargo leer no es conocer lo desconocido, llenar un abismo infinito con palabras ordenadas. Leer es ir desconociéndose poco a poco. Como si nunca hubiéramos vivido antes.

III- Dar vuelta la página. No volcarla. Quedarse en medio. En el canto. La quietud de la página que no es anterior ni posterior. Detenerse. Ni en lo ya leído, ni en lo por leer. El estremecimiento de lo que acaba de irse. La incertidumbre de lo que vendrá. A eso también puede llamársele, sobre todo, lectura.

IV- Creer tener una idea y descubrir, al poco tiempo, que ya fue escrita y publicada muchas veces por muchos otros hace mucho tiempo. Un pensamiento reciente puede no ser otra cosa que un libro remoto que aún no llegó a tus manos.

V- De viajes y de lecturas, que es casi lo mismo. Viajar es sentir, sí; sentirlo todo excesivamente (Pessoa); viajar para no llegar posiblemente nunca (Magris); viajar con la amabilidad de quien atraviesa dos o tres veces un territorio que es pisado y también es huella (Handke); viajar como pasear: la caminata distraídamente atenta de poeta (Walser); viajar como una ruta trágica y obligada que no nos hemos trazado (Tsvietáieva); viajar sin atrapar al mundo en la telaraña de grados de longitud y latitud (Noteboom); viajar en línea recta y tener al sol y a la luna de uno y otro lado (Herzog); viajar y no saber donde dejar exactamente las garras (Szymborska); viajar sin otra compañía que las propias sombras (Nietzsche); viajar para abandonar la ciudad y precipitarse hacia el puerto deseado (Ajmátova). En fin: viajar como mirar al cielo donde un sueño espera ser soñado (Maillard).

VI - Leer como amanecer: el mundo no es sólo humo y desierto, destino de prisa, transcurrir en filas cuyo desenlace es el olvido. El segundo más hondo habita en el canto de la página –el miedo a pasarse, la vigilia de la última palabra, la voluntad de ir más allá de uno mismo-. Leer como atardecer: la luz está baja, a solas, porque ya no importan las formas del pensar sino todos los contornos: el perfil de una tierra extraña y propia, la infancia en el ancho de sus aguas, el paseo por la cornisa de una historia ajena a punto de ser nuestra. Una hora en que el tiempo ya no cuenta porque se muda del desconcierto al sueño, de la bruma banal a la confesión extrema, de la pereza sucia a la pasión desordenada. Leer como anochecer. Los ojos se cierran junto a la lectura. La mirada prosigue con su vaivén descalzo. Leer a piel abierta. Durante.

VII- Las pausas suelen alargar el universo. El mundo respira más con humildad de un segundo que bajo la pretenciosa invención de toda la Historia. Leer es detener el tiempo que nos asigna este mundo e impedir que la máquina utilitaria

del universo siga su camino de masacres. Leer es dejar de hacer ruido. Leer es apoyar el cuerpo en un tiempo que no vivimos, para intentar vivirlo. Leer es quitarse de la tiranía opaca de un único tiempo. Leer es ese instante en que la conversación con los muertos se vuelve pura vida. Leer es la detención que podría hacer más hondo al mundo.

VIII- Y si acaso fuera cierto que las casualidades no existen: ¿cómo entender, entonces, que comienzo a escribirte en el preciso momento en que quisieras leerme?



Carlos Skliar