viernes, 26 de febrero de 2010
Orlando Zapata Tamayo
Desde que murió el disidente cubano Orlando Zapata Tamayo me he sentido un poco alicaída. Se que uno no puede detener cada muerte que ocurre. Pero esta muerte se podría haber evitado.Una persona que pasó tanto tiempo en una huelga de hambre era lógico que terminara así. No estoy a favor de la derecha soy más socialista que de izquierda pero por Dios una vida duele como mil vidas. Cómo pudo pasar esto. De qué sirven la política, los derechos humanos, las relaciones internacionales si nadie puede detener esto. Me pregunto cuántos más como Orlando estarán en una cárcel muertos apaleados o muertos de hambre. Sinceramente quiero una Cuba libre.Y sí estoy en contra de los monopolios y del capitalismo caníbal.Pero no quiero una muerte más no quiero una gota de sangre más de ningún bando. Si repasamos la Historia desde sus comienzos creo que no hemos aprendido nada que seguimos siendo unos cavernícolas hambrientos que a la hora de la conciencia elegimos el estómago, el trono, el poder o el santo dinero. Pero el poder está tan lejos de las balas.Está tan distante de las cárceles plenas de presos políticos. Mi solidaridad para la familia de Orlando y para todos los seres humanos que padecen persecusión y castigo por sus ideas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario