martes, 21 de febrero de 2012
Poesía uruguaya
Estamos tan cerca somos rioplatenses. Hermanos uruguayos que escriben así.Grandes poetas:
Ninguna palabra nunca
Ninguna palabra nunca
ningún discurso
–ni Freud, ni Martí–
sirvió para detener la mano
la máquina
del torturador.
Pero cuando una palabra escrita
en el margen en la página en la pared
sirve para aliviar el dolor de un torturado,
la literatura tiene sentido.
Autor: Cristina Peri Rossi
EL SILENCIO DE LA LUZ
Gente hundida en los vertederos
Un tren sin destino
Un alud de gracia
El campo llueve amplio
su lugar de verde
Entre los colores queda
escondido el sol
Entre el rancherío
la hojalata devorada
la mandíbula de la maleza
Un lugar tan lleno de poesía
como el silencio
no reunir una palabra
en habitaciones vacías
perforadas de sol
el destino es
cada vez
más imprevisible
Poeta: ISABEL DE LA FUENTE
Ausencia de Dios
Digamos que te alejas definitivamente
hacia el pozo de olvido que prefieres,
pero la mejor parte de tu espacio,
en realidad la única constante de tu espacio,
quedará para siempre en mí, doliente,
persuadida, frustrada, silenciosa,
quedará en mí tu corazón inerte y sustancial,
tu corazón de una promesa única
en mí que estoy enteramente solo
sobreviviéndote.
Después de ese dolor redondo y eficaz,
pacientemente agrio, de invencible ternura,
ya no importa que use tu insoportable ausencia
ni que me atreva a preguntar si cabes
como siempre en una palabra.
Lo cierto es que ahora ya no estás en mi noche
desgarradoramente idéntica a las otras
que repetí buscándote, rodeándote.
Hay solamente un eco irremediable
de mi voz como niño, esa que no sabía.
Ahora que miedo inútil, qué vergüenza
no tener oración para morder,
no tener fe para clavar las uñas,
no tener nada más que la noche,
saber que Dios se muere, se resbala,
que Dios retrocede con los brazos cerrados,
con los labios cerrados, con la niebla,
como un campanario atrozmente en ruinas
que desandara siglos de ceniza.
Es tarde. Sin embargo yo daría
todos los juramentos y las lluvias,
las paredes con insultos y mimos,
las ventanas de invierno, el mar a veces,
por no tener tu corazón en mí,
tu corazón inevitable y doloroso
en mí que estoy enteramente solo
sobreviviéndote.
Autor: Mario Benedetti
La foto del post es de la capital de Uruguay, Montevideo.Foto de una agencia de viajes.
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