miércoles, 19 de marzo de 2014

Llega el otoño


Hace años que vivo emociones fuertes ya sea por motivos alegres o por motivos tristes. Y antes me exaltaba de felicidad o me dejaba caer destruída por las circunstancias. Ahora pienso que todo es tan fugaz. Tan aparente. Que una pequeña brizna puede demoler un imperio.Que un minúsculo signo que hagas en tu vida puede servirle al otro para juzgarte. Llega el otoño dentro de poco. Y van pasando las estaciones una tras otra. La idea es crecer, madurar, volverse sabio y mejor persona. Y desprenderse de todo espejismo. Aprender a ser fuerte y a vivir las emociones con mayor calma. Entonces si tienes un contratiempo no te viene un surmenage y si sucede algo novedoso y bueno no lo sentís como un flash. Porque después del flash está el despertar. No se puede vivir la vida como un permanente shock. Esta vidriera iluminada es eso. Pura luz, chispa, fueguito momentáneo, deslumbramiento pasajero, vanidad. Guardarme más para adentro silenciar tanto bullicio apagar tanto chisporroteo y convivir con el afuera sin temor, con alegría. Vivir una vida más serena. Esa es una buena manera de recibir este otoño. Esta otra estación. Adentrarse en el otoño. Percibir. Oir el crujir de las hojas bajo los pies. Sentir como de a poco el aire se vuelve más húmedo que de costumbre y un poco más fresco. Dejarse envolver por esa quietud.

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