sábado, 2 de agosto de 2014

Agosto


Empezará agosto. Y será otro mes. O no. Depende de las ganas y los propósitos. Estoy cambiando. Ya no quepo en el camuflaje. Se acerca la Primavera y como las serpientes mudo de piel. Y si te descuidas de vida. Bastó un poco de aleteo para tener en claro qué sí y qué no en mis días. Haré un listado. De mis Sí y mis No. A veces pienso que cuando te das más, cuando más buena, pura de corazón sos más te hieren. Te acongoja tanta distracción, tanta maldad, tanta liviandad. Me pesan los párpados de tanto que duele tanta decepción. En otra época hubiera llorado a raudales. Ya no tengo lágrimas. Cuando el dolor es grande ni siquiera hay lágrimas. Lo que me queda en claro es que por algo Dios quiere que pasen estas historias. Para que uno vea claro y reflexione. Lo único que puedo decir es que hay una infinita soledad: tersa, plena y compañera de mis días. Y es tan real tan tangible. Tan absurdamente tangible. Puedo enfrentarme a ella, puedo llegar a quererla y a ser amiga suya. Como quien lleva un cadáver encima de su espalda y ya no se inmuta porque lo llevó siempre.

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