El desierto es ese mar extenso, seco, infernal de día , helado de noche. Donde sobreviven algunas almas templadas en ese océano de fuego, lagartijas y olvido de Dios. Allí, en Mali hay una ciudad mítica, Timboctú, la Timbuktu del film del director mauritano Abderrahmane Sissako.
La historia es real, en 2012 una pareja fue lapidada, en una de las ciudades de Mali, muerta a pedradas según los fundamentalistas islámicos, estaban en pecado, no estaban casados.
La Yihad entra en el pueblo sin saludar sino prohibiendo, fijando las leyes inamovibles de la intolerancia. ¿Qué se les prohíbe a su habitantes ? : no fumar, que no haya música, el futbol, entre otras cosas. La alegría de vivir eso vienen a prohibir con su feroz sharía. El terror, el dolor, el silencio, la resistencia, las muertes, las torturas empiezan a ser cosa común en el poblado.
Kidane, un pastor y su familia (Sátima y Toya), viven lejos del pueblo, pero también a ellos les llegará la persecución, el espionaje , la supresión de libertades, la tragedia.
Actores: Abel Jafri, Toulou Kiki, Hichem Yacoubi,Kettli Noël, Ibrahim Ahmed, Layla Walet Mohammed, entre otros.
Excelente fotografía de Sofian El Fali.
Resalto el papel de las mujeres en el film de Sissako, éste les atribuye nada más ni menos que la resistencia, las mujeres dan vida por eso se rebelan a su modo ante el atropello, cantando, copulando, riendo, quejándose, envalentonándose.
La libertad es una necesidad del ser humano y ningún régimen, ninguna religión puede arrogarse el derecho de coartarla, pretender terminar con ese estado ideal de los hombres . El film habla de eso, en el desierto yermo de la violencia y la cerrazón religiosa no puede crecer nada, todo se desvanece en ese aire fétido y lúgubre de preceptos religiosos mal interpretados.
Este film ganó el Premio Cesar en varios rubros: Mejor película, Mejor director, etc. y fue nominado para mejor film en lengua extranjera, en la reciente entrega de los Premios Oscar.
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