sábado, 28 de enero de 2017

Somos débiles







Hay mucho de enfermo y descompuesto en este mundo, alguien me dice que teme lo peor con la llegada de Trump al poder. Que intuye tiempos malísimos. Yo hace rato que veo la caída pero en todo, en conductas, en malas elecciones políticas, después de todo lo que nos representa es un espejo de nosotros. Somos unos pocos los condenados al olvido los que advertimos lo que sucederá y sufrimos de antemano pero la gente está distraída y prefiere creer en los cuentos, en los flashes orgásmicos que lanzan las plataformas electorales, y sucumbir a la nada, a la mentira, a mensajes vacíados de contenido para después lamentarse.


El precio que se paga por equivocarse es la Vida misma, por ver mal no tendrás salud, ni hospitales decentes, ni seguridad, ni dinero, ni vejez en paz, porque todo se lo habrán robado a dos manos y sólo tendrás decepciones y malhumor, stress y una absoluta repugnancia por lo que creemos "puede ser bueno".


Creo en mí y en dos o tres que por ahora no me fallan, en los demás creo hasta ahí, ya recibí bastantes decepciones como para creer en héroes, en gente presentable y honesta. La única honestidad es la verdad. Ló que nos salva es el Amor, la compasión, la Fe. La absoluta esperanza que nosotros no vamos a traicionarnos a nosotros mismos, que tropezaremos mil veces pero que no vamos a vendernos ni a ejercer aquello en lo que no creemos: el odio, la venganza, la traición, la mentira...


Somos débiles y eso se nota terriblemente y más aún esto se magnifica en muchas de las personas que conocemos y en las que hemos creído alguna vez... Hay algo que diferencia a un Dios de un hombre común y es su capacidad de volar a pesar de toda la miseria.La resistencia a caer en el pozo amargo de lo común y vano.

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