lunes, 12 de marzo de 2018

Aunque había un puerto









No llegamos a ningún lugar
aunque había un puerto


Los náufragos son seres que tiemblan
los ha llevado el viento furioso,
lo ha acosado
el mal tiempo,
el hambre,
la sed.


Y la sed es algo que no puede remediarse
con sal
así como no curaríamos una herida
con lavandina...


Siempre tuvimos ante nuestras narices
un mar hermoso
pero peligroso,
desafiante pero decadente...


Es a fuerza de costumbre
que adrede rajamos el bote
y nos quitamos el chaleco salvavidas.

La mentira es una fantasía consoladora
para vivir en tierra
y llegar a ser cómodos gerontes,
pero para vivir plenamente
y no llegar a nada
se ha de subir tranquilo a la nave
y tirar aún más serena la brújula al agua.


Mónica Pedraza

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