viernes, 31 de agosto de 2018

Buda, a propósito de una pintura de Odilon Redon








Odilon Redon a quien debo un post (lo estoy preparando ) es un pintor magnífico sin dudas. Veo en sus pinturas sólo belleza y trascendencia.En esta pintura del Buda me remito a su orientalismo. Toda la luz, los colores perfectos de Redon para ver en perspectiva al Buda.



Buda es la Iluminación,el Despertar. La sacralidad pero no vista desde el punto de vista de lo inaccesible sino desde la profunda humanidad. Desde lo interior pero viviendo en lo simple y cotidiano.Es en lo simple y cotidiano donde está el esplendor de Buda, el Despierto.


Los ropajes pueden ser esplendorosos o simples. Gente común puede trascender porque lo extraordinario siempre está adentro. No afuera. El afuera es un sueño que se liquida hoy. El adentro es la verdadera vida. Despertar del sueño y tomar la vida en su conjunto, en su totalidad, con sus lastres, con sus miserias, con toda la alegría y todo el dolor.



La serenidad deviene de haber pasado por la ira, la fragilidad,el miedo, la inconstancia... Lo imperturbable del rostro del Buda es haber sido testigo de todo el mal, de toda la fiesta y que nada de eso te mueva del objetivo inicial, despertar.


La fragilidad de todos los instantes, la Tierra, las criaturas, una de las cuales, el más débil, el hombre. Azotado por la codicia, la lujuria,el egoísmo, la violencia, el materialismo.


Buda, el maestro en tomar en sí todos los sufrimientos en sí y desvanecerlos. Todo hombre puede ser un Buda. La inmensa generosidad, bondad, compasión por todo sufrimiento, por toda pena, por
toda lágrima.


La enseñanza budista es la no enseñanza, no soy Maestro.Soy todos los maestros y ninguno.El Silencio se impone a toda charlatanería, ruido vano. El Silencio es la respuesta a un mundo de sombras y tibiezas. El Silencio es el camino de rigor para todo Despertar. La melodía es el alma que canta en todo su esplendor.


Amad, perdonad, compadeced y seréis Uno. La síntesis de toda enseñanza budista es el Amor.Todo ser viviente es digno de compasión y luz.

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