miércoles, 8 de mayo de 2019

El Camino












En la arrogancia de la luz nos vemos como somos no como nos ven los demás sino como somos. Agua fundamentalmente agua, un par de huesos. Cierta armonía o no depende de tantas cosas.De muchísimos factores. Un par de arrugas que en algunos es una catarata. Las pieles blancas suelen ser ancianas de antemano. Pecas, estrías, lunares, pilas de lunares, pecas, pilas de pecas. Todo el sol, todo el Tiempo se transparentan en el cuerpo. Lo que ayer gozamos hoy se queda clavado no sólo en la memoria sino en la piel. Pergamino estirado que un día será eso que reseco llamamos un cadáver, alguien que fue. Que fue bello, emocionante, sano, cálido, tempestuoso, animal, suave, malo, temperamental, apasionado, jodido, amoroso, dispuesto, trabajador, vagabundo...



Lo importante no es la cáscara, eso de lo que dependemos hoy en día.Ser hermosos es sólo un tránsito. Lo mejor viene debajo del envase y no es sólo un dicho. LO ES. Tan cierto como la respiración de la cual dependemos. Si respiramos mal mal iremos mal por el mundo. El mundo interior a medida que envejecemos trasluce más y si hemos vivido mal mal pareceremos, viejos agotados, terminados antes de tiempo. Agobiados por secretos, mentiras, traiciones, falsedades, maldades. Y si hemos intentado ser buenos luciremos mejor porque la alegría es algo que canta no sólo en las cuerdas vocales sino que tiene voz en el cuerpo y más aún en el alma. La constancia, el amor se reflejan en cierto equilibrio, cierta belleza consolidada que aunque tengas 80 años la gente se para para mirar, respeta y ama. Porque hay un antes y un después de entender lo que verdaderamente vale en esta vida y eso se expresa en menos vida o en mejor vida. Y el /la que lo entiende se siente caminar por dentro y por fuera con pasos más elegantes, firmes y sobre todo consistentes en un camino cuyo objetivo no es el llegar sino el Camino.


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