miércoles, 18 de diciembre de 2019

Frases mías ( XX)










¿ Cuánto tiempo infinito nos queda ?


Tanta poesía que cabía en una mujer


La generosidad siempre te sorprende


A mí más que la forma me es trascendente el contenido


Solía ser más ingenua, me gustaba ser así. Creo que me curé inyectándome libros enteros de antiromanticismo.


Los cuerpos se retuercen de dolor por las vacilaciones


Una ciudad en la que hay más cemento que personas no es una gran ciudad. Es un monumento a la destrucción de la Naturaleza.


Soy mejor dando consejos a los otros que los que me doy a mí misma.


El valor no está en los testículos sino en un corazón más grande que una casa.


Somos como el campo necesitamos lluvias siempre. Pero no en exceso ni de menos. Ni campo putrefacto ni desierto.


No te define la vestimenta ni el habla ni tu condición social. Sí lo que hacés por los demás, lo que piensas de los demás, lo que hablás de los demás,
lo que te gusta, lo que no te gusta, el esfuerzo en mejorarte como persona ...Puede surgir una dama de una villa y ver patente una golfa maleducada en un country.


Hay mujeres que hablan y hablan y no dicen nada


Tres tristes "tigers " se insinúan en la noche. No son música pero intentan.


Mi amor a la literatura surgió cerca de los 4 años


¿ Existirá un lugar donde el amor sea eterno ?


No hay razón para no creer en la bondad aunque hayas recibido mil bofetadas en la Vida.



Pienso en esa hermosa mata de jazmines al horario de la siesta, en una isla de Tigre. La Naturaleza es mágica y eterna en su belleza.


Se evacuan antes que llegue a llover por las dudas. Falta coraje ahí y hay un exceso de previsión. Nada de fe.


Ni que te persignes y reces todo el día. Y vayas a la Iglesia puntualmente. Lo Divino te ve, sabe y no te cree.


Si hay algo que valoro y disfruto mucho es quedarme un buen rato en los brazos de los amigos. Sé que allí hay una cueva protectora y nada va a pasarme aunque venga el Apocalipsis.



Los fantasmas son creados por la mente. Y aúllan.


Mónica Pedraza



(Obra de Iris Scott)

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