lunes, 9 de diciembre de 2019

Haikus míos (1)










La noche tiembla en el párpado del alba



El maestro se acercó a mi oído
y murmuró: No se te ocurra



Los cisnes estaban demasiado quietos
y el estanque era como una pista de baile
que buscaba danzarines.


Un remoto pensamiento
cesa
cuando es enfrentado a una corriente de agua
que es pura vida.


El monasterio de los monjes
queda en lo alto de la montaña,
falta mucho en la subida,
los monjes se entretienen
con el canto de los grillos.


Abordar el verano
con paciencia
y ser sorprendido
con su belleza letal.


Una gota de mar
contiene a todo el Océano.



Tzi Li es ciego
pero puede ver
más allá de varios horizontes.


El té se toma lento
pero se disfruta intensamente
como una pasión.


El día llega
y los pasos lo delatan
en la entrada de la casa.


El sonido del agua es música
y me devuelve a la panza de mi madre.


Soy una vagabunda
cuyo firmamento
es plata pura.


La suavidad pero la tenacidad
de una araña
que teje su red desde anoche.


Mónica Pedraza

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