martes, 29 de agosto de 2023

Se podría argüir otros mil años..., Andrés Trapiello








Ruiseñor del laurel


Se podría argüir otros mil años



en contra o a favor sobre si el mundo



está bien hecho o no, pero yo quiero



decir aquí otra cosa: por lo mismo



que en las grandes ciudades es difícil



hallar un solo justo, aquí, a unos metros,



en el viejo laurel, un ruiseñor,



poco más que una nuez,



lanzó su canto melodioso al aire



sin el menor esfuerzo y sin temor


a que caudal tan alto le rompiera


su pequeño pulmón.



Todo quedó encantado.



Que los golpes funéreos de la azada



no le asustaran, tuvo un no sé qué



de santo y prodigioso y de candor.



Después de unos minutos, y aunque no lo veía,



tan escondido estaba, pregunté



sin levantar la voz


qué quería decirme.



Dejó por un momento su canción



y pudimos oír los pensamientos



como el huso sutil del tejedor.



Hablamos el silencio, nuestra lengua,



pues él no sabe azada y yo no ruiseñor,



y nos contamos cosas


que han de quedar entre él y yo.


Y si ahora me dijeran, en la cena,



que han pasado diez siglos



desde que esta mañana salió el sol,



lo daría por bueno, sin importarme mucho



si el mundo está bien hecho o no.





Andrés Trapiello







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