Madrugada Madrugada
la noche acompañándome
solitarias almas
empeñadas en buscar la luz de un encendedor
y la música
y la plenitud de una luna de invierno.
No recuerdo cuántas veces fuimos compañeras
sí puedo deletrear cada suspiro
cada palabra cada susurro
que escuché a mi alrededor
Mientras el viento
mientras el alba llegaba de improviso
y me abrazaba
cual una amiga que nos llega
del extranjero después del exilio.
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