Hoy cuando iba por la avenida Bruix , por Floresta. Recordé tan vivídamente que tuve una amiga que vivía por allí, María del Carmen. A la cual quise mucho. Me nombraba siempre como Patricia ( mi segundo nombre).Teníamos una amiga en común que me llamaba así. Mery tenía una tía, que era una chef. Que nos hacía unas cosas ricas cuando íbamos a casa de ella. Su tía, querida mujer, eso pensé que debíamos ser agradecidos a quienes nos hicieron tan felices en algún momento de nuestras vidas.
La tía de mi amiga era una señora mayor que vivía en una gran casona antigüa.Que escribía para una revista que iba adentro de diarios del Interior del país. Ahí publicaba sus recetas. Mujer extraordinaria.
Yo vivía entonces cerca de Caballito y cruzaba con el colectivo Av Alberdi hasta Bruix.Ahí bajaba y siempre me encontraba con esas amistades regias de entonces. Cuántas risas y cuánta bondad de mis anfitrionas, mi amiga y su tía.
La gratitud siempre es del alma. Y de los buenos recuerdos.
ph by La Nación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario