Habría que ver si nos íbamos a ir todos juntos
a ser felices
o íbamos a envejecer lejos,
la lana que íbamos a conseguir
y qué tan bella iba a ser nuestra casa.
Y en ese Yesterday hay sueños por cumplir,
toneladas de azúcar de infelicidad,
Ella que no volvió del ayer,
él que se murió de sida en algún lugar,
todos pasados de copas decimos cosas
que hay que sostener después.
Ella se casó y es muy feliz,
aquella que fue golpeada
nunca pudo dar consistentemente
amor a nadie, después de él.
Ella que va por el quinto marido
uno peor que el otro,
él que se desmaya en el diván
de lo harto que está de la Vida
pero sobre todo de él mismo,
El otro que vive de apariencias
cuya residencia lujosa
es empacho de soledad.
.
Pero es que todos íbamos a delirar de alegría
y de amor,
y nos quedamos en el pasillo del zaguán
abrazados a la primer botella de licor
que había por ahí.
Nuestras expectativas siempre
son más grandes y mentirosas
que la cosecha obtenida
luego de tamaña empresa quijotesca
que emprendemos.
Mónica Pedraza
