Franciscus
Sobrevivía en todas sus playas
cuando nadie lo esperaba
renacía.
De a ratos con sus caras de Jano contemporáneo
Sus padres le habían enseñado a llorar demasiado
y a ser a la vez extremadamente feliz.
Por eso no necesitaba la consolación de nadie
el amor de todos
o la ternura cautiva.
Podía distinguir entre lo que era un temblor del cuerpo
y una lengua de fuego divina.
Mónica Pedraza
ph by Modern solitude
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