Aquellos piratas del Caribe
en cuyos navíos íbamos como en un sueño,
a buscar tesoros
y quedarnos con el botín
de las monedas de oro.
Aquellas mujeres frágiles al punto de desmayo
cuya literatura consumíamos,
de cinturas pequeñas
y manos suaves
cuyas vidas siempre serán de ficción
más no reales.
Aquellas hazañas prodigiosas
e inmortales
que peleábamos
junto a los héroes de nuestra niñez,
noches sin dormir
pensando en donde nos habíamos olvidado las espadas
cuyo filo terrible
derrotaría al terrible dragón
Mónica Pedraza
(fotograma del film La isla del Tesoro)