Me hubiera gustado haber conocido a Fernando Peña. Me caía bien a pesar de su excéntrica personalidad. Pero supongo que prefiero una personalidad así a uno correcto hasta lo exasperante. De Peña siempre me agradó su costado filoso y crítico que supongo habrá espantado a más de uno. Lo devoró su propia vorágine. Su desborde en la vida como en el arte lo condujo a un final casi se podría decir esperado ya que nadie ignoraba que había tenido sida o que se tomaba todo. Lamento su muerte porque te hacía pensar, te confrontaba con las cosas, te hacía reir bastante o te hacía odiarlo pero nunca nunca te dejaba indiferente.
Voy a extrañar a Palito, a Milagros, Martín Revoyra Lynch, etc. Inolvidables sus personajes.
Voy a extrañar su inteligencia, su humor caústico, su fuerza, el coraje para ser distinto donde todos quieren ser iguales.