nos queda el fervor de existir
y las grandes conversaciones a altas horas de la noche.
Y sentir el temblor de la calle
los cartoneros
los buscavidas
las prostitutas
los viajantes
los desolados
aún al mediodía.
No hemos sido consolados
ni mareados
por el oro
ni por la ola de los días de tedio.
Extrañamos la música bella
la que hay en las venas
la que hubo
y habrá.
No nos dimos por vencido
ni aún caídos
supimos sostener fuerte
y con ganas
la flor de la tristeza.
Dame un punto del horizonte
en ese sol
que acumulás
tan vibrante
una barca al atardecer
que no sepa partir
Que quiero respirar
y ser.
Mónica Pedraza