Mi amor siempre fueron las montañas. Amo el mar, el viento, los ríos, el campo pero mi pasión siempre fueron las cumbres.
Adoro subir y contemplar desde arriba la obra de Dios. Tan cerca de las nubes tan lejos del mundanal ruido. Con el corazón acelerado con poco oxígeno pero feliz.
No se que es lo que me conecta tanto con las montañas. Será la majestuosidad del paisaje, el silencio absoluto, las pocas aves, la luminosidad intensa.
El post se ilustra con una foto de www.journaldesfemmes.com
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