"Verdaderamente, como canta Teócrito, la vida no ofrece una experiencia más hermosa que contemplar el mar de Sicilia desde un mirador en la orilla. Solíamos ver los fuegos de los pastores ardiendo en las montañas y los botes navegando hacia las profundidades para encontrar la luna; solíamos oír el lamento lúgubre de las conchas marinas, a través del cual los pescadores se llamaban unos a otros sobre el agua, alejándose en la bruma plateada iluminada por la luna. Solíamos ver la luna salir sobre los riscos de Scylla y Stromboli, el volcán alto e inaccesible que se alza en medio del mar, ardiendo como una pira solitaria dentro del bosque azul profundo de la noche. Solíamos mirar el mar, inhalando el picante aire salado, el fuerte y embriagador perfume de los naranjos, el olor de la leche de cabra y de las ramas de enebro ardiendo en los hogares, y ese olor cálido y pesado de las mujeres. que impregna la noche siciliana cuando las primeras estrellas se elevan débilmente sobre el horizonte ".
Curzio Malaparte
(ph: Sicilia by Allá vamos)
