Ciertos sonidos...
puertas que son tocadas
por las manos invisibles de los dioses.
Y cae una pena
vibra en el aire,
y se dispersa ella,
la morena, la mujer de fuego,
nadie duerme aquí,
Tendríamos que enlodarnos algún día para saber
como es un corazón obscuro,
ser parte de todos y ser ninguno.
Y brillar en la ordinariez,
en la estepa fatal y miserable
que devora a quien toca.
Mónica Pedraza