Qué se puede hacer
con estos sentimientos
de quejica,
de tragalibros
si lo que sueñas no acontecerá.
Ya devoré el océano,
cada ola
fue surfeada
como un milagro
y nada me iluminó.
La tragedia es ser tan verdadera
como una cáscara de limón
que puede gustarte a ti
pero a otros les dará amargor.
Pero
¿Cuándo a ti te interesó la muchedumbre ?
Debo decir
que me prefiero
ácida, corajuda, compasiva
que
ser un primor consentidora
pura falacia,
aunque sé bien
que nada me será fácil
ni lo fue.
Pero la vida debe ser lo que uno
cree que es verdad
o sólo será un simulacro,
una bagatela inútil
vendida en el mercado popular
de cualquier pueblo
a la chusma mundana.
No cuenten conmigo
para el descenso.
Mónica Pedraza