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jueves, 22 de septiembre de 2016

Tendrías que llegar como la noche...Idea Vilariño








Tendrías que llegar como la noche
a ocupar todo el aire de mi casa,
tendrías que caer como la sombra,
como la sombra cae sobre las plazas.

Tendrías que llegar como los sueños,
tendrías que llegar como el verano,
caer al fin del día como un premio
a cerrarme los ojos con tu mano.

Tendrías que llegar y darme vida,
como un licor amargo, seco y fuerte;
una vez, otra vez y cada día,
tendrías que llegar como la muerte.


Idea Vilariño

martes, 20 de septiembre de 2016

Los cómplices, poesía de Gonzalo Rojas









Los cómplices

Te decía en la carta
que juntar cuatro versos
no era tener el pasaporte a la felicidad
timbrado en el bolsillo,
y otras cosas más o menos serias
como dándote a entender
que desde antiguamente soy tu cómplice
cuando bajas a los arsenales de la noche
y pones toda tu alma
y la respiración
perfectamente controlada,
por mantener en pie tus rebeliones
tus milicias secretas
a costa de ese tiempo perdido
en comerte las uñas, en mantener a raya
tus palpitaciones,
en golpearte el pecho por los malos sueños,
y no sé cuántas cosas más
que, francamente, te gastan la salud
cuando en el fondo
sabes que estoy contigo
aunque no te vea
ni tome desayuno en tu mesa
ni mi cabeza amanezca en tu pecho
como un niño con frío,
y eso no necesita escribirse.


Gonzalo Rojas.

miércoles, 14 de septiembre de 2016

Culpa , poesía de Ángela Figuera Aymerich








Culpa


Si un niño agoniza, poco a poco, en silencio,
con el vientre abombado y la cara de greda.
Si un bello adolescente se suicida una noche
tan sólo porque el alma le pesa demasiado.
Si una madre maldice soplando las cenizas.
Si un soldado cansado se orina en una iglesia
a los pies de una Virgen degollada, sin Hijo.
Si un sabio halla la fórmula que aniquile de un golpe
dos millones de hombres del color elegido.

Si las hembras rehuyen el parir. Si los viejos
a hurtadillas codician a los guapos muchachos.
Si los lobos consiguen mantenerse robustos
consumiendo la sangre que la tierra no empapa.

Si la cárcel, si el miedo, si la tisis, si el hambre.
Es terrible, terrible. Pero yo, ¿qué he de hacerle?
Yo no tengo la culpa. Ni tú, amigo, tampoco.
Somos gente honrada. Hasta vamos a misa.
Trabajamos. Dormimos. Y así vamos tirando.
Además, ya es sabido. Dios dispone las cosas.

Y nos vamos al cine. O a tomar un tranvía.


Ángela Figuera Aymerich, poeta de Bilbao,España

martes, 13 de septiembre de 2016

Invierno, poesía de Umberto Saba







Invierno


"Es noche, invierno ruinoso. Tú alzas
un poco los visillos, miras. Vibran
tus cabellos salvajes, la alegría
te dilata de pronto el ojo negro;

pues lo que tú has visto
-era una imagen del fin del mundo-
te conforta y hace
cálida y suave tu alma más hundida.

Un hombre se aventura por un lago
de hielo, bajo una lámpara torcida."
Umberto Saba

sábado, 10 de septiembre de 2016

De "Otros animales ", poesías de Jorge Curinao








Dos poesías del querido escritor patagónico Jorge Curinao.Poesías de su libro "Otros animales ".



" Si pudiera enlazarme con mi huida. Escuchar mi angustia, mentirme un poco. Me pregunto y quisiera saber de qué se trata eso de proyectarse hacia el vacío; por qué la palabra no me aborta. Y dónde se forma el silencio, dónde la región de la sed. Y por qué tener que morir llorando. Es necesario abandonar la noción de verdad. Reconciliarse con el mundo. No perderse de vista. Es necesario soñar con el mar."



"Se aprende, en el pueblito, a caminar despacio. Se aprende a
hablar con las estrellas, con los muertos. Escucha, cierra los
ojos. Es la piedra que puse entre tus manos."


Jorge Curinao de "Otros animales "

lunes, 5 de septiembre de 2016

Cartas, relaciones, cartas...Miguel Hernández







Cartas de "El hombre acecha "


El palomar de las cartas
abre su imposible vuelo
desde las trémulas mesas
donde se apoya el recuerdo,
la gravedad de la ausencia,
el corazón, el silencio.

Oigo un latido de cartas
navegando hacia su centro.

Donde voy, con las mujeres
y con los hombres me encuentro,
malheridos por la ausencia
desgastados por el tiempo.

Cartas, relaciones, cartas:
tarjetas postales, sueños,
fragmentos de la ternura,
proyectados en el cielo,
lanzados de sangre a sangre
y de deseo a deseo.
...............
Aunque bajo la tierra
mi amante cuerpo esté,
escríbeme a la tierra,
que yo te escribiré.
...............
En un rincón enmudecen
cartas viejas, sobres viejos,
con el color de la edad
sobre la escritura puesto.
Allí perecen las cartas
llenas de estremecimientos.
Allí agoniza la tinta
y desfallecen los pliegos,
y el papel se agujerea
como un breve cementerio
de las pasiones de antes,
de los amores de luego.
...............
Aunque bajo la tierra
mi amante cuerpo esté,
escríbeme a la tierra,
que yo te escribiré.
...............
Cuando te voy a escribir
se emocionan los tinteros:
los negros tinteros fríos
se ponen rojos y trémulos,
y un claro calor humano
sube desde el fondo negro.

Cuando te voy a escribir,
te van a escribir mis huesos:
te escribo con la imborrable
tinta de mi sentimiento.

Allá va mi carta cálida,
paloma forjada al fuego,
con las dos alas plegadas
y la dirección en medio.
Ave que sólo persigue,
para nido y aire y cielo,
carne, manos, ojos tuyos,
y el espacio de tu aliento.

Y te quedarás desnuda
dentro de tus sentimientos,
sin ropa, para sentirla
del todo contra tu pecho.
...............
Aunque bajo la tierra
mi amante cuerpo esté,
escríbeme a la tierra,
que yo te escribiré.
...............
Ayer se quedó una carta
abandonada y sin dueño,
volando sobre los ojos
de alguien que perdió su cuerpo.

Cartas que se quedan vivas
hablando para los muertos:
papel anhelante, humano,
sin ojos que puedan serlo.

Mientras los colmillos crecen,
cada vez más cerca siento
la leve voz de tu carta
igual que un clamor inmenso.
La recibiré dormido,
si no es posible despierto.
Y mis heridas serán
los derramados tinteros,
las bocas estremecidas
de rememorar tus besos,
y con su inaudita voz
han de repetir: te quiero.


Miguel Hernández

Te amo ahí...poesía de Homero Aridjis






Te amo ahí contra el muro destruido


Te amo ahí contra el muro destruido
contra la ciudad y contra el sol y contra el viento
contra lo otro que yo amo y se ha quedado
como un guerrero entrampado en los recuerdos.

Te amo contra tus ojos que se apagan
y sufren adentro esta superficie vana
y sospechan venganzas
y muertes por desolación o por fastidio .

Te amo más allá de puertas y esquinas
de trenes que se han ido sin llevarnos
de amigos que se hundieron ascendiendo
ventanas periódicas y estrellas.

Te amo contra tu alegría y tu regreso
contra el dolor que astilla tus seres más amados
contra lo que puede ser y lo que fuiste
ceremonia nocturna por lugares fantásticos .

Te amo contra la noche y el verano
contra la luz y tu semejanza silenciosa
contra el mar y septiembre y los labios que te expresan
contra el humo invencible de los muertos.

Homero Aridjis

jueves, 1 de septiembre de 2016

Lo luminoso que se ve de noche , poesía de Laura Wittner








Lo luminoso que se ve de noche


En las épocas míticas salía sola de noche:
salía al patiecito y pisando la maceta
trepaba hasta la medianera y me sentaba
a interrogar los cielos desde lo más profundo
del corazón de Villa Crespo. Porque si antes
las estrellas señalaban el camino en el mar
tal vez ahora esta galaxia de neones,
resplandores de hielo, ventanucos de baño,
rayos móviles provenientes de ferias,
la cautivante sincronización
de las luces de pasillos de edificios
pudiera sugerirnos variar unos centímetros
el recorrido, a ver dónde llegamos.

Un helicóptero en un cielo negro
es su luz blanca y su sonido jadeante.

No por urbana la luna es menos poderosa.

Últimamente veo desde mi balcón
algo como una grúa inmensa,
una viga infernal que, paralela al cielo,
se encaja entre edificios altos
como dispuesta a rearmar el panorama,
delimitada por dos luces fatuas:
punto rojo en un extremo, y en el otro
la extrañeza hecha luz: un rectángulo verde
fluorescente, imposible de entender: de día
parece una pantalla que proyecta
en continuado y para nadie, y de noche
refulge en el centro de su hueco
evocando desplazamientos mudos
que hablan de lo difícil que es fijar impresiones.
Refulge desde allí como un dios verde
de Philip Dick, con resabios de Lem.


Laura Wittner



domingo, 28 de agosto de 2016

viernes, 26 de agosto de 2016

Tal vez en Primavera...Blanca Varela






Tal vez en primavera...


Tal vez en primavera.
Deja que pase esta sucia estación de hollín y lágrimas
hipócritas.
Hazte fuerte. Guarda miga sobre miga. Haz una fortaleza
de toda la corrupción y el dolor.
Llegado el tiempo tendrás alas y un rabo fuerte de toro o
de elefante para liquidar todas las dudas, todas las
moscas, todas las desgracias.
Baja del árbol.
Mírate en el agua. Aprende a odiarte como a ti mismo.
Eres tú. Rudo, pelado, primero en cuatro patas, luego en
dos, después en ninguna.
Arrástrate hasta el muro, escucha la música entre las
piedrecitas.
Llámalas siglos, huesos, cebollas.
Da lo mismo.
Las palabras, los nombres, no tienen importancia.
Escucha la música. Sólo la música.

Blanca Varela

miércoles, 24 de agosto de 2016

Nada apaga esta sed...Graciela Maturo







"Nada apaga esta sed,
este bárbaro ciervo alimentado de astros,
sorbiendo la médula de los días,
cabalgando en sus noches."

— Fragmento de "Un viento hecho de pájaros", Graciela Maturo

martes, 23 de agosto de 2016

Quítate ya los trajes...Pedro Salinas







"Quítate ya los trajes,
las señas, los retratos;
yo no te quiero así,
disfrazada de otra,
hija siempre de algo.
Te quiero pura, libre,
irreductible: tú.

Pedro Salinas de "La voz a ti debida"

jueves, 18 de agosto de 2016

No decía palabras...Luis Cernuda









" No decía palabras,
acercaba tan sólo un cuerpo interrogante,
porque ignoraba que el deseo es una pregunta
cuya respuesta no existe."


Luis Cernuda

lunes, 15 de agosto de 2016

" Fin de fantasía " poesía de Cesare Pavese








FIN DE FANTASÍA

Este cuerpo no volverá a empezar de nuevo. Al tocar las
cuencas de sus ojos,
uno nota que un montón de tierra está más vivo,
ya que, incluso al alba, la tierra no hace sino guardar
silencio en su interior.
Pero un cadáver es un resto de demasiados despertares.

No tenemos más que esta virtud: comenzar
cada día la vida -ante la tierra,
bajo un cielo que calla-, esperando un despertar.
Se asombra alguien de que el alba implique tanto esfuerzo;
de despertar en despertar, una labor ha sido efectuada.
Pero vivimos solamente para darnos en un estremecimiento
al trabajo futuro y despertar, de una vez, la tierra.
Y alguna vez ocurre. Después vuelve a callar con nosotros…


Cesare Pavese

sábado, 13 de agosto de 2016

Poesía de Roberto Juarroz







Poesía 51


Algún día encontraré una palabra

que penetre en tu vientre y lo fecunde,

que se pare en tu seno

como una mano abierta y cerrada al mismo tiempo.


Hallaré una palabra

que detenga tu cuerpo y lo dé vuelta,

que contenga tu cuerpo

y abra tus ojos como un dios sin nubes

y te use tu saliva y te doble las piernas.

Tú tal vez no la escuches

o tal vez no la comprendas.

No será necesario.

Irá por tu interior como una rueda

recorriéndote al fin de punta a punta,

mujer mía y no mía,

y no se detendrá ni cuando mueras.

Roberto Juarroz



viernes, 12 de agosto de 2016

jueves, 4 de agosto de 2016

Cuando me place vivo...Poesía de Robert Desnos







"Cuando me place vivo en una hondonada tenebrosa sobre la cual el cielo parece un rombo destrozado por las sombras de los abetos los alerces y las peñas que recubren las pendientes escarpadas.

En la hierba de la hondonada crecen extrañas tuberosas ancolías y cólquidos que las libélulas y las mantas religiosas sobrevuelan y siempre son tan idénticos a sí mismos el cielo la flora y la fauna en la que las sombrías cornejas y el ratón almizclero suceden a los insectos que no sé qué estación inmutable ha caído sobre esta hondonada siempre nocturna con su palio romboidal estrellado que ninguna nube atraviesa.

En el tronco de los árboles han grabado dos iniciales, siempre las mismas. ¿Qué cuchillo las trazó qué mano para qué corazón?

Cuando llegué por primera vez el pequeño valle estaba desierto. Nadie había venido antes aquí. Sólo yo lo he recorrido.

La charca en que las ranas nadan a la sombra con movimientos regulares refleja estrellas inmóviles y el pantano que los sapos pueblan con su grito sonoro y triste tiene siempre el mismo fuego fatuo.

La estación del amor triste e inmóvil planea en esta soledad.

Siempre la amaré y quizás nunca pueda franquear la linde de los alerces y los abetos escalar los peñascos barrocos para alcanzar el camino blanco por el que ella pasa a ciertas horas. El camino donde las sombras no siempre tienen la misma dirección.

A veces me parece que la noche acaba justo de caer. Pasan cazadores por el camino que no veo. Bajo los alerces resuena el canto de los cuernos de caza. La jornada ha sido larga entre los campos arados a la caza del zorro el tejón o el venado. Un vapor blanco se desprende de las narices de los caballos en la noche.

La música de caza se va apagando. Y yo descifro con dificultad las iniciales idénticas en el tronco de los alerces que bordean la hondonada."


Robert Desnos de "The night and loveless nights "

Traducción de Carlos Cámara y Miguel Ángel Frontán.

martes, 2 de agosto de 2016

Y se fue, poesía de Robert Walser







Y se fue


El se quitó suavemente el sombrero y se fue,
así se dice del hombre que es caminante.
Peló a los árboles de sus hojas y se fue,
así el austero viento de otoño.
Ella repartió sus clemencias con una sonrisa
y siguió su camino real, la reina.
Noche tras noche golpeó a la puerta
y se fue, esto de un corazón roto.
A su corazón él apuntó sollozando y se fue,
así se dice del hombre malogrado.

Robert Walser

Amamos porque sí, poesía de José Ángel Buesa







Amamos porque sí



Amamos porque sí, sencillamente
porque sí, sin saberlo,
como cuando la espiga se levanta,
como la lluvia cuando está cayendo,
como el viento que pasa y no lo sabe
y sin embargo, pasa y es el viento.

Amamos porque sí, sencillamente
porque sí, sin razón y sin remedio,
como se seca un pozo,
como se empaña a veces un espejo,
como una fecha que cambió de día
o un nombre que olvidamos en un sueño.

Amamos porque sí, sencillamente
y no importa en qué tiempo,
si en un amanecer de primavera
o en un lento crepúsculo de invierno,
pues si el árbol lozano da más flores
son más dulces los frutos de los árboles viejos.

Amamos porque sí, sencillamente
por un por qué fatal que no sabemos,
como el traje de luto para un niño
o como las estrellas para un ciego,
como van hacia abajo las raíces
y hacia arriba las ramas
con las hojas por dentro.

Amamos porque sí, sencillamente
porque sí, porque es cierto,
como un anochecer al mediodía,
como una llamarada sobre el hielo,
como resucitar estando vivos
sólo para morir sin haber muerto.

Amamos porque sí, sencillamente.
Sencillamente, como pasa el viento.

José Ángel Buesa