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viernes, 27 de octubre de 2017

El maleficio del aturdimiento..., Antonio Muñoz Molina








(...)el maleficio del aturdimiento y la amnesia parece inseparable en un mundo en que todo gira en torno a pantallas de plástico bien pulido en las que ningún roce deja huellas, y en las que lo aparecido en un momento borra con urgencia y sin ningún esfuerzo lo que apareció unos segundos antes..."

Antonio Muñoz Molina

jueves, 26 de octubre de 2017

120 pulsaciones por minuto - Trailer subtitulado en español (HD)

John Cale - Amsterdam

El alma del hombre se deshonra a sí misma..., Marco Aurelio









"El alma del hombre se deshonra a sí misma: primero, cuando produce en la sociedad los mismos efectos que un tumor en el cuerpo humano, es decir, que se vuelve una partícula molesta en el organismo de la
Naturaleza. En efecto, enfadarse contra los acontecimientos es como una deserción respecto
a la Naturaleza, de la que forman parte las naturalezas de los demás seres que la integran. Y en segundo lugar, cuando tiene odio a otro individuo o lo maltrata, como
sucede cuando se encoleriza. También se deshonra cuando se deja vencer por el placer o el dolor, cuando emplea la hipocresía, el disimulo y la mentira en sus actos o palabras y, finalmente, cuando no dirige hacia un objeto determinado su conducta y sus esfuerzos, haciendo todo sin cuidado ni orden,siendo así que hasta las cosas más insignificantes deben conducir al mismo fin".


Marco Aurelio de Meditaciones

Alguien ahí afuera cree en vos..., Elvira Sastre









Alguien ahí fuera cree en vos


Hoy he leído la historia de un preso

que cada día leía en su celda
la frase que otro había escrito:

«afuera siempre creyeron en vos».

Me he mirado las manos, empañadas de culpa
y vacío.
He notado esta tristeza mía,
furiosa,
cabalgando sobre mi lomo,
hundiéndome en el polvo.

He sentido de nuevo la bola de cemento
que me cuelga del pecho desde hace un tiempo.
Me he dado cuenta de que huir de uno mismo
es correr hacia las cosas que nos dañan.

He acariciado las costras de mis heridas,
estos recuerdos que uno llama aprendizaje
y a mí me duelen como el frío,
este frío que uno llama supervivencia
y a mí me duele como la vida.

Sé que no soy más que esto:
viento que llega y alguien sopla hacia otro lado.

Un pájaro sin alas,
una habitación sin ventanas,
una presa sin celda.

Entonces has entrado
como una brecha de luz hiriendo mi cielo enfermo,
una frase para otro cayendo en mis ojos,
una voz que dice:
«yo creo en ti».

Y he sonreído
como se sonríe a la esperanza, tranquila,
tras estas rejas que a veces abrazo
y he pensado
que la libertad también está
en los ojos de quien te mira cuando tú ya no te ves.


Elvira Sastre

El post se ilustra con la fotografía de David Hamilton.