Alguien ahí fuera cree en vos
Hoy he leído la historia de un preso
que cada día leía en su celda
la frase que otro había escrito:
«afuera siempre creyeron en vos».
Me he mirado las manos, empañadas de culpa
y vacío.
He notado esta tristeza mía,
furiosa,
cabalgando sobre mi lomo,
hundiéndome en el polvo.
He sentido de nuevo la bola de cemento
que me cuelga del pecho desde hace un tiempo.
Me he dado cuenta de que huir de uno mismo
es correr hacia las cosas que nos dañan.
He acariciado las costras de mis heridas,
estos recuerdos que uno llama aprendizaje
y a mí me duelen como el frío,
este frío que uno llama supervivencia
y a mí me duele como la vida.
Sé que no soy más que esto:
viento que llega y alguien sopla hacia otro lado.
Un pájaro sin alas,
una habitación sin ventanas,
una presa sin celda.
Entonces has entrado
como una brecha de luz hiriendo mi cielo enfermo,
una frase para otro cayendo en mis ojos,
una voz que dice:
«yo creo en ti».
Y he sonreído
como se sonríe a la esperanza, tranquila,
tras estas rejas que a veces abrazo
y he pensado
que la libertad también está
en los ojos de quien te mira cuando tú ya no te ves.
Elvira Sastre
El post se ilustra con la fotografía de David Hamilton.