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sábado, 13 de agosto de 2016

Los planetas, poesía de Linda Goodman






Los planetas

Hemos librado una guerra prolongada y cruel
mi alma gemela y yo.
Mi alma gemela y yo,
perdidas y solitarias, ángeles caídos, desterradas
de una brumosa, semiolvidada galaxia de estrellas,
atrozmente heridas por la dolorosa arremetida de Marte,
atrapadas en la red enmarañada de Neptuno,
conmocionadas y desgarradas
por la súbita, tremenda violencia de Urano,
torturadas por los inteligentes embustes de Mercurio,
trituradas bajo el peso helado del severo, inflexible Saturno,
que prolongó cada hora transformándola en día,
cada día transformándolo en año,
cada año transformándolo en eternidades de espera,
chamuscadas y casi cegadas
por los estallidos de arrogancia y orgullo del Sol.
Como Eva y Adán, inmovilizadas e inermes, en lo más hondo llorábamos...
Igualmente luchábamos con implacable furia,
trocando golpe por golpe... impulsadas por el redoble
de las gigantescas, palpitantes pasiones de Júpiter,
y tropezamos en el precipicio de la tentadora demencia de la Luna,
para caer, al fin, trémulas de miedo,
ante la amenaza del ominoso silencio sepulcral de Plutón.
Consumidas por la pena inconsolable, y la desolación
de la angustia,
ostentamos
las heridas y cicatrices de la furiosa batalla
yo y mi alma gemela.
Pero ahora marchamos en sosegada paz
con todos nuestros fragmentos dispersos íntegramente
fusionados, cogidas de la mano..., completando el círculo de la serpiente,
de vuelta en el arco iris piramidal
del más radiante edén del mañana,
coronadas por la dulce Venus con la Victoria del Amor
que no murió,
sino que sobrevivió a la noche de la búsqueda egoísta
para aguardar el tierno perdón de la mañana
y el amanecer de la comprensión.

Linda Goodman

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