"Como sucedía en todas las ciudades-estado, la ciudad de Atenas tenía sus propios dioses y diosas míticas, en nombre de los cuales condenó a Sócrates «por ser culpable de negarse a reconocer a los dioses del Estado… y el castigo que merece es la muerte». Y cuando se le preguntó, como era habitual, que sugiriera un castigo alternativo, él propuso nada menos que ser alimentado por el Estado. Sócrates, en suma, eligió la razón sobre el mito y por ello fue condenado a beber la cicuta. Mil quinientos años más tarde el mundo dio un vuelco, la polis obligó a los dioses a beber la cicuta y de la muerte de esos dioses surgieron las modernas democracias.“
Ken Wilber de "Breve Historia de todas las cosas "