Es tarde, son las 5 de la mañana. Monique tiene que cerrar el bar, se pasó de rosca, debería haber bajado la persiana a las 4:00 pero...Charla va charla viene.Y es mitad de semana. Y un par todavía aguantan con unos tragos desde hace rato.
Se sirve el último vodka de la madrugada. Tiene el hígado en pedazos pero insiste. Y observa cuidadosamente a los que quedan. Los conoce de memoria, los empedernidos, borrachos de día y de noche. Cada cual se mata y como quiere piensa. Dan lástima, recoge sus "huesos" antes de echarlos a la calle. Y se pierden.Nunca sabe si volverán mañana, les parte el alma tener que despedirlos al fin de cuentas son clientes y tras tanto tiempo amigos aunque no les aguanta el hedor a alcohol hecho persona.
Y los enamorados, los que encuentran palabras para amarse y miradas cuando ya todos piensan en la almohada acogedora que los llevará de vuelta a la Vida, porque aquí la vida es de mentiritas y es dura, de acero. Pero ellos perturban el alba con sus miradas de amor y sus promesas que traicionarán apenas puestos sus pies al cruzar la puerta.
Y los amigos de todos, los enamorados de la noche, los solitarios,los pendencieros, los juerguistas, los charlatanes,las putas y los dealers, los estafadores y los maricas...todos ellos en el bar, todas las noches o algunas, depende si es fiesta, luto o engaño. Depende si hay alegría por dentro o llueve la pena como rocío.
Y ella. Toda tatuada. La miran , no se le atreven, Saben que no pueden con semejante Infierno. Además tiene sus empleados, los elige fuertes, porque más de una vez hay lío y aunque tiene fuerzas le viene de 10 tenerlos porque si es cierto que el café ameniza todo , un trago de más induce a la tragedia. No más bar, no más quilombo se dice pero todas las tardes se vuelve a enamorar de ciertas costumbres, de cierta rutina que es hermosa y destructiva.
Y le gusta que el boliche estalle de música, de humo, de ruido, de fiesta, de noche y desencanto.Porque la Vida es más o menos eso, vómito,risas, pena, amor, sexo salvaje, el agua bautismal de los noctámbulos tiene graduación alcohólica. La noche se cierne amable sobre cada ángel que busca su ascenso pero el alba aniquila todo sueño con el puño contundente de la claridad, la verdad y la arruga sobre la frente.
Monique pone la llave en la puerta y las mil y un cadenas. Y se aleja hacia su departamento, la madrugada la despierta, el sol sale sobre el horizonte, el viento es mínimo. Es como una caricia se miente.
Mónica Pedraza