Pocos, muy pocos, los humanos que se lanzan al agua para alcanzar la voz del agua, la voz infinitamente lejana, la voz sin ser voz, el canto todavía no articulado que viene de la penumbra. Algunos músicos. Algunos escritores más silenciosos que los demás, en páginas más mudas todavía.
Extraña penumbra maternal; extraña porque su oscuridad precede en los hombres a la noche misma.
Pascal Quignard