La vida nos concierne en tanto y en cuanto nos brindamos a abrir la puerta y dar. Nos atañe en tanto y en cuanto vivimos y no dejamos pasar lo que fuera para aliviar al menos el dolor ajeno.A través de esa entrega es cuando logramos nuestra realización. Y nuestra alegría.
Vivir es existir. No es algo inactivo ni quieto.Es en el andar donde adquirimos experiencia. Sólo desde el despegue es donde nos podemos hacer conocer. No es fácil no siempre tenemos ganas de salir de nuestra caparazón. No todos los días queremos estar expuestos y en carne viva. Pero de qué otra manera nos podrían " ver" aunque sea una décima parte de lo que somos y de lo que podemos hacer. En ese despliegue siempre seremos juzgados erróneamente o en forma aproximada ojalá pero es la única forma en que podemos decir lo que queremos, lo que sentimos, lo que deseamos y no deseamos.
Salir de la nada es un esfuerzo que seguramente implicará frustración. Pero eso no puede darnos depresión sino todo lo contrario darnos energía para seguir expresándonos. Todo movimiento seguro trae amor, rabia, enojo, placer en los otros. Depende lo que hagamos, la energía que le demos a nuestra gesta. No se puede vivir de la opinión de los otros.Escucharlos sí, cambiar lo que se pueda y quiera pero no dejar de seguir avanzando por esas opiniones, juicios, prejuicios.
Siempre se ve de nosotros una mínima parte de lo que somos.Y de eso se habla y se opina. Sólo quien hace un gesto claro por acompañarnos entiende incluso aunque estemos callados lo que queremos, deseamos y soñamos. No es un alma parecida a la nuestra sino la que quiere adherirse a la nuestra de buen grado y con amor.Esa unión es eterna. Porque no hay juicio sino comprensión de los errores. Respeto por la palabra y el silencio del otro.Lealtad sin dudas. Y fundamentalmente hay alegría en el encuentro. Siempre.
Mónica Pedraza
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