Tren de noche
ecos desaforados de andenes vacíos
luces disolviéndose en la lejanía
alguien que duerme por ahí
sobre pisos vomitados
y sueña que es un rey persa.
Me cuesta dejarme las uñas largas
me lastimo
si no las dejo bien cortas.
El tren que va a gran velocidad
no sabe
si eso que sueña
va a llegar a la dirección correcta
Los ateridos de frío se revuelcan en los asientos
miran celulares
todo el tiempo,
mandan mensajes que dan pena
o miedo
vaya a saber uno.
Y también sueñan
que alguien los quiere
que los espera alguno
en otras estaciones,
un poco más aseadas que estas
que dejamos atrás,
que les abrirán los brazos
que los protegerán
de la noche húmeda y con neblina.
Son los hijos apaleados de un Dios ateo.
Mónica Pedraza
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