En la oscuridad
Ven, intenta este ejercicio:
concéntrate en un rayo
sin pensar nada, con el ojo cerrado exterior
hacia X, el “dios” que tenías hace tiempo.
En donde sea que esté ahora los fotones pasan,
una corriente fantasma, sumisa,
ya que no hay ninguna luz. Ninguna
faz súbita ni preocupada,
ninguna mota, ni fantasía lejana, que obstruya
la energía —
sólo se gasta
y se sigue gastando, y quién lo sabría
a menos que sienta que te diriges a él
y te esquive
o que tú antes de que termine la sesión
comiences a brillar
James Merrill