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miércoles, 7 de diciembre de 2011
Irene Gruss
Conocí su poesía a través de una alumna. La poesía de la que hablo es la de las pompas de jabón Y me encantó. Irene Gruss maneja como una cirujana la palabra la ironía la sutileza para introducirte en universos ásperos:el erotismo crudo el desentendimiento que tienen algunas personas con respecto a la realidad, el mundo de las mujeres y sus ceremonias el lavado por ej.Poesía íntima de gran talento.
Irene Gruss, poeta porteña contemporánea.
Pompas de jabón
Consecuente ella empezó a lavar su ropa
Puso agua en un balde
y agitó el jabón, con un sentimiento ambiguo:
era un olor nuevo y una nueva certeza
para contar el mundo.
"Mirar como se rompen las burbujas, dijo,
no es más extraño que mirarse a un espejo"
Creía que hablaba para sus papeles
y se río, mientras tocaba el agua.
La ropa se sumergía despacio,
y la tocaba despacio, a medida que iba
conociendo el juego.
Decidida,
tomó cada burbuja de jabón
y le puso un nombre era
lo mejor que sabía hacer hasta ahora,
nombrar, y que las cosas
le estallaran en la mano.
Mientras tanto
Yo estuve lavando ropa
mientras mucha gente
desapareció
no porque sí
se escondió
sufrió
hubo golpes
y
ahora no están
no porque sí
y mientras pasaban
sirenas y disparos, ruido seco
yo estuve lavando ropa,
acunando,
cantaba,
y la persiana a oscuras.
Obras: "La luz en la ventana" 1982; "El mundo incompleto", 1987; "La calma",1991; "Sobre el asma" 1995; "Solo de contralto",1998, "En el brillo de uno en el vidrio de uno" 2000,etc.
Yo elijo esta poesía que se llama "El crujido" quizás porque pienso que el crujido me suena a un iceberg anunciando el desastre.
El crujido
Ya no la inmensidad,
La luna perdida entre las nubes asculta algo
que no es nada.
Se acabó el brillo y el fulgor se detuvo,
como un espasmo, se detuvo mi mano en el aire
que acabó con todo.
Un no más intenso que el sí
de las niñas, esas que creían
en el destino y en las mareas,
la luna perdida entre las nubes,
esas que corrían a arrancar amapolas,
con la boca succionaban el tallo
de cada cual, raspaban con los pies rocas
hasta roerlas, más que el aire y el agua,
el tiempo perdido de las niñas se acabó,
como un espasmo; ni un sólo gemido en la noche,
cruje la intensidad, se derrama.
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