"[…] Todo esto está de acuerdo con nuestra primera impresión, según la cual el horizonte de Tucídides es el horizonte de la ciudad. Todo ser humano y toda sociedad es lo que es en virtud de su máxima aspiración. La ciudad, si es sana, aspira no a las leyes que puede deshacer del mismo modo en que las hizo, sino a las leyes no escritas, la ley divina, los dioses de la ciudad. La ciudad debe trascenderse a sí misma. La ciudad puede ignorar la ley divina; puede ser culpable de hybris en los hechos y en los discursos..." (Acerca de la Historia de la Guerra del Peloponeso de Tucídides)
Leo Strauss