La libélula
Aquí, en el único mundo posible,
sin disponer de otra luz
y agonizando por ella, combatí
para no caer en mi cono de sombra
buscando incesante
una ventana hacia el sentido.
Esta libélula, con sus hélices
desesperadas, entró por error
en la habitación y ahora
se debate contra el vidrio
para colmar su cruda necesidad de sol.
Allá espera su única mañana posible
en la que sin embargo sonará
como el real zumbido de una vida interminable.
Joaquín Giannuzzi