Y tu piel narciso
tus ojos como flechas verdes
la multitud abigarrada
nuestros abrazos eran anclas
en ese mar desquiciado.
la mugre de las calles
la locura de las sirenas
nos despertaba
¿te acordás ?.
Un vértigo nos daba.
Miré allí
donde amabas la vida
y no encontré ni rastros
la calle era de fuego
De pronto me rodeó la soledad
Perdemos cosas
nuestras palabras suenan huecas
a veces
y otras cobijan
Quise atrapar ese beso en el aire
desperté
estaba afiebrada
sudaba.
Y tu piel juro que brillaba
y tus ojos intensos me acechaban.
Fuimos hijos del camino, solitarios viajeros, aventureros y solidarios, isleños escuchando los rezos de madrugada de una tierra sagrada, herida de bala...Abrazos, amiga.
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