"Podría haber una carta de intelectuales, escritores y artistas, donde dirían su rechazo a la domesticación de los periódicos, radios, televisores, aunque eso signifique formar grupos de producción e imponer conexiones entre las funciones creativas y las funciones silenciosas de quienes ni tienen los medios ni el derecho a hablar. Sobre todo, no se trata de hablar en nombre de los desafortunados, de hablar en nombre de las víctimas, de los torturados y oprimidos, sino de hacer una línea viva, una línea quebrada. La ventaja sería al menos, en el mundo intelectual por pequeño que sea, separar a quienes quieren ser "autores", escuela o marketing, ubicando sus películas narcisistas, sus entrevistas, sus emisiones y sus estados de ánimo, la vergüenza actual, y aquellos que sueñan con otra cosa, sucede por sí solo. Los dos peligros son el intelectual como maestro o discípulo, o el intelectual como gerente, gerente medio y superior ".
Gilles Deleuze
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