" Pude haberme vuelto un santo y un taumaturgo. Llegué a hombre de letras! No hice lo que Dios quería de mí, es indudable. He soñado, por el contrario, lo que quería de Dios y aquí estoy, a los sesenta y ocho años, sin tener en las manos más que papel".
León Bloy
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