David Foster Wallace es quien escribe una de las mejores novelas de nuestros días " La broma infinita". Y es también el brillante escritor acosado por la depresión quien termina suicidándose a los 46 años. Es talentoso pero no se la cree por el contrario rehuye los medios, rehuye ver sus virtudes, le da miedo su ser, por eso se destruye. Nacido en 1962, muere en 2008.
El combo perfecto: la exigencia analítica de su intelectualidad, padres casi perfectos, la fama, no creer en esa fama ,sentirse mal a pesar de tanta brillantez, las drogas...la frustración, las decepciones,
"Lo esencial es la emoción. La escritura tiene que estar viva, y aunque no sé cómo explicarlo, se trata de algo muy sencillo: desde los griegos, la buena literatura te hace sentir un nudo en la boca del estómago. Lo demás no sirve para nada".
Obra: " The broom of the system ", " Hablemos de langostas ", " La broma infinita ", etc.
Se perfilaba como el gran escritor de su generación y tal vez decidió huir de las etiquetas, el show, la nadería disfrazada de fama...La sensibilidad es para pocos, deja indefensos a sus criaturas...
Ser uno de los grandes narradores del fracaso de la gran sociedad americana debe condenarte al ostracismo y sino a la muerte.
La excesiva lucidez trae problemas, cuando ves todo tan claro es lógico que no haya redes en la caída... Ni fármacos que atenuen la caída, ni amor, de repente el horizonte es sólo horizonte y ya.
La videncia es una cualidad extraordinaria de unos pocos pero que te deja desnudo, solitario y clamando a gritos por una redención que nunca podrá ser.