Hey Princesa, tu mundo de cristal, tus dragones, tus pajes, tus candelabros relucientes ya no están.
El mundo no es sólido.Es étereo, es frágil, condenado a la perdición.Pobrecillo, decadente, moribundo...
El bosque es lo que nos queda, la seda de la noche y sus encantamientos.
Atrás quedan los sapos como príncipes, los imperios, las fuentes y las doncellas, los caballeros desdibujándose en sus corazas poco protectoras.
Sal de la oscuridad, corre, devela los resortes de tu pena, salta las vallas , tira abajo todo los muros, con puños, con flores, con palabras, con colores, con tu último estertor.
Y revive los ardores de tu ser. Tu última gota celestial.
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