Si hablo de la muerte
Si hablo de la muerte es porque me muero
y al fin y al cabo más vale hablar de cosas
que se conocen intensamente. Mi muerte,
por ejemplo, la tengo muy sabida,
hace mucho tiempo que convivimos y aún
conviviremos mucho tiempo, hasta que se resuelva
de una vez para siempre el pleito que nunca aporta,
pese a los alborotos, sendas sorpresas.
Entonces será el momento de la elegía
y alguien habrá para hacerme el panegírico
(en catalán, por favor, y en decasílabos)
que yo, bien muerto, escucharé con respeto.
Mientras tanto hablo de la muerte, tal vez
porque es aquello que tengo más vivo y próximo,
para no caer en sutiles pedanterías
que, a la postre, no llevan a ninguna parte.
Hablo, pues, de la muerte, y además me muero.
No se puede pedir más honradez.
Miquel Martí i Pol
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