Uno batalla para resguardarse de las inclemencias del tiempo, y pretende resguardarse de los temporales afectivos, y no, te demuelen en plena calle. Uno pretende no ver, no saber, hacer " como si ", para no tener que aceptar que somos frágiles pero que podemos a pesar de todo capear el temporal, la demolición , tener la coraza prudente esa es la lección de estos días.
Escucho historias de amor tristes , trato de dar una mano, no sé de donde saco tanta sabiduría para aliviar al otro , le saco una sonrisa, respira, se va un poco más aliviado, me acuerdo que un día iba a ser psicóloga, que me gusta oir, entender ,socorrer, aportar una solución, unas palabras, una sugerencia, algo que haga menos terrible la noche al amigo, a la amiga...Cuando uno pasa por tantos Infiernos entiende de que se trata que alguien desesperado te cuente algo de su tristeza, eso que sale afuera es parte de la desesperación de no poder solo bancarse tanto dolor. Somos amigos compartimos las flores y el alcohol, los males y las alegrías, los infortunios y la fiesta.
La aceptación es parte de mi paisaje, aceptar toda la pena, el dolor, abrazar el dolor, ser uno con el dolor y a partir de allí sanarme, eso aconsejo, uno puede luchar para mejorarse pero no puede con la locura exterior, puede colaborar para que mejore, pero el otro necesitará de todo el silencio, su tiempo interno, el amor que te tiene para poder entenderte, comprenderte, cuidarte, cuidar es amar, proteger es amar, comprender es casi amar, lo otro es teoría, cliché, sexo sólo sexo, ruido furioso, desinteligencia, ceguera, sordera, terquedad...
La aceptación de la caída del otro es también la aceptación de mi propia caída: no pude contenerlo, no pude sostenerlo, no logré que despertara, no logré que creciera conmigo, esta es mi culpa, demorar todo, sí, mi gran culpa, lo demás forma parte de sus delirios e inseguridades
Aceptar, ese es un aprendizaje interno, fuerte, que duele pero inevitable para crecer.
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