"Bataille *nos dice que su experiencia interior, su nombre para la "experiencia" de lo extremo (lo erótico, lo místico), lo más filosóficamente importante, lo extático, lo incognoscible, inesperable que desgarra el tiempo, eso, lo más desafiante en el rostro del discurso ordinario: "está vacío cuando se lo contempla como un ejercicio privado, que sólo importa para un solo individuo". Esto es así no solo porque volvemos a nosotros mismos rebosantes de alegría o de celo evangélico (que no es negar la posibilidad de ninguno de los dos). No obstante, lo incomunicable, al menos con la misma importancia, exige comunicación en el mismo momento en que evade el lenguaje. Es el inmenso aleluya que no es menos vital y violento, no menos quebrantador y desgarrador, por estar "perdido en un silencio sin fin".
Karmen Mackendrick
* Se refiere a George Bataille
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