Comenzamos abril con piquetes aquí y allá. Gente de afuera ( algunos bolivianos) y gente de acá (que no trabajan en general excepto alguna excepción) presiona, aprieta, extorsiona al Gobierno y al pueblo que trabaja. Y que quiere circular libremente tanto en el microcentro como en las autopistas que ocupan. Invadidos por gente que pide y pide. Y que no da. Dale que somos unos vivos totales (siempre nos creímos eso) apretados por gente que no paga impuestos. Pagamos impuestos para que nos hagan pedazos la ciudad. Harta de esta historia repetitiva. Harta.
Tenemos una paciencia infinita para soportar esta nada que nos destruye. El país (hace rato vengo escribiendo y contando) en declive nos asusta y nos preocupa. Nadie interviene para detener esta horda extorsionadora que ya se acostumbró a torcer la mano de los que le dan. No es que no se quejen pero que respeten a los demás. Entiendo que haya algunas necesidades pero hay unos cuantos vivos que lucran con la pobreza, que la administran para su provecho.
Qué país que dejamos caer. Qué país que se nos escapa de las manos. Tan bello y tan poco que se lo hace producir. Hay tanto por hacer y sólo dan planes. Y destruyen lo que aún hay. Incierto futuro es lo que les espera a los argentinos.
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