A veces es bueno no hacer nada. Dejarse estar. Mirar la pared y que la vida vaya pasando en fotogramas sobre ella como si fuera un cine. Un cine privado donde estamos todos los que somos y los que queremos estar allí. Confieso que estaba fiaca para escribir , me decidí antes de irme a dormir.
A veces es bueno quedarse en silencio y repasar el pasado y otras sólo establecer como necesario el presente. Sólo hacer cosas, actividades cotidianas y no pensar, detener la mente, fluir. Es lo que aconsejan los budistas, la presión baja, todo es más tranquilo y sereno. No hay expectativas, no hay fracaso, ni miseria, ni dolor.
Estamos hechos de tiempo o el tiempo pasa por nosotros ??. Me pasa que voy cumpliendo años y parezco cada vez menos, algo mefistofélico alguien diría. Mi fórmula es ser todo lo buena que el mundo me permite ser, no lo que quisiera, no lo que podría dar, no.Lo que el mundo me deja, lo que la gente me despierta, uno se abre y se cierra como un bolso con cierre, cuando sos grande te cerrás más. Y no es egoísmo, no es individualidad exacerbada sino pura certeza de que me estallarán las manos, se me trizará el corazón si sigo siendo tan abiertamente generosa, sino me cuido. La exposición nos puede abrir los ojos con una cuchilla de metal.Es que afuera está cada uno con su juego perverso, light y maquiavélico y yo allí parada con mi pequeño ramo de flores minúsculas sintiéndome absurda, tonta, tan pero tan ingenua. No soy un ángel pero con el paso del tiempo comprendí que nunca dejé de serlo. Sí eso dije, nunca dejé de mirar en forma cristalina la vida, la gente y esa es mi gran victoria al final nada ni nadie pudo quitarme la fe, la esperanza.Pero... a veces es tan bueno sentirse lejos de todo hasta de mi propio pensamiento y emociones.
Después de todo en esta vida cada persona está con su locura, con su microcosmos, con su universo axial o no axial, en este macrocosmos atestado de testosterona exaltada, de hormonas exultantes y corazones vacíos.
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