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viernes, 21 de octubre de 2016

El arroyo, poesía de Jacques Prévert










El arroyo

Ha pasado mucha agua bajo los puentes
y enormes cantidades de sangre
Pero a los pies del amor
corre un gran arroyo blanco
Y en los jardines de la luna
en los que cada día se celebra tu fiesta
ese arroyo canta mientras duerme
Y esa luna es mi cabeza
donde gira un enorme sol azul
Y ese sol son tus ojos

Jacques Prévert

lunes, 17 de octubre de 2016

Te pueblan ecos...Leopoldo María Panero







"Te pueblan ecos y voces nostálgicas.
Yo desperté y a veces emigran y huyen
pájaros que dormían en tu alma

Entre los labios y la voz, algo se va muriendo.
Algo con alas de pájaro, algo de angustia y de olvido.

Sólo es hermoso el pájaro cuando muere
destruido por la poesía."

— Leopoldo María Panero

miércoles, 12 de octubre de 2016

No me he ido lejos...Elvira Sastre







"No me he ido lejos, aunque no me veas.
Estoy apoyada sobre tu espalda,
esperando que el mundo se dé la vuelta
y yo pueda verte."


Elvira Sastre

martes, 11 de octubre de 2016

domingo, 9 de octubre de 2016

Rozamos a veces ...poesía de Roberto Juarroz







Rozamos a veces una zona
que parece vacía hasta de espacio,
pero en la cual percibimos un ritmo
que nunca ha entrado en ninguna música.

Desde entonces sabemos que el vacío tiene un ritmo
y también que detrás de la vida y de la muerte
y debajo de todas las caídas
existe una sombra que sonríe.

El ritmo del vacío
es la fragancia perdida
y debajo se ampara nuestra última confianza.

El tallo que debiera culminar en una flor
suele conformarse con terminar humildemente
en un desnivel algo más suave del aire.


Roberto Juarroz

miércoles, 5 de octubre de 2016

Estado de ausencia, poesía de Alejandra Pizarnik








Estado de Ausencia


Ella se desnuda en el paraíso
de su memoria
Ella desconoce el feroz destino
de sus visiones
Ella tiene miedo de no saber nombrar
lo que no existe

Alejandra Pizarnik

martes, 4 de octubre de 2016

Quién sois, pequeño yo...e.e.cumings







QUIÉN SOIS, PEQUEÑO YO…

quién sois, pequeño yo

de cinco años o seis
mirando desde una alta

ventana: el oro de

la tarde de noviembre

pensando: que si el día
tiene que hacerse noche

ésta es una hermosa manera


e.e.cummings

lunes, 3 de octubre de 2016

Habría que limar los versos...Poesía de Carlos Conde








Habría que limar los versos


y despojarlos de frases hechas

de metáforas inaprensibles

Pasar encima el filo del cuchillo

y rasurar el texto

palabra por palabra

Purgarlo de adverbios y adjetivos

Deshacerse luego

de núcleos nominales

podar estas líneas

hasta abstraer en los trazos de las letras

alguna forma vaga de caléndula

y tal vez entonces

Ninfa

tu belleza vendrá para habitar la página


Carlos Conde, poeta mexicano.

viernes, 30 de septiembre de 2016

Áspera textura del viento, poesía de Gioconda Belli







Áspera textura del viento


Nacida de la selva me tomaste
arisca yegua para estribos y albardas.
Durante muchas noches
nada se oyó
sino el chasquido del látigo
el rumor del forcejeo
las maldiciones
y el roce de los cuerpos
midiéndose la fuerza en el espacio.

Cabalgamos por días sin parar
desbocados corceles del amor
dando y quitando,
riendo y llorando
-el tiempo de la doma
el celo de los tigres-


No pudimos con la áspera textura de los vientos.
Nos rendimos ante el cansancio
a pocos metros de la pradera
donde hubiéramos realizado
todos nuestros encendidos sueños.


Gioconda Belli

lunes, 26 de septiembre de 2016

La voz, poesía de Philippe Jaccottet







La voz



¿Quién canta allí cuando todos callan? ¿Quién canta
con pura y apagada voz ese canto tan hermoso?
¿Será en las afueras de la ciudad, en Robinson,
en un jardín cubierto de nieve? ¿O aquí cerca
alguien que no esperaba que pudiéramos escucharlo?
No nos impacientemos
ya que el día no viene precedido, ni mucho menos,
por el pájaro invisible. Pero permanezcamos
en silencio. Una voz sube, y como el viento de marzo
le otorga fuerza a la envejecida madera, nos llega
sin lágrimas, más bien sonriendo ante la muerte.
¿Quién cantaba allí cuando se apagó nuestra lámpara?
Nadie lo sabe. Sólo al corazón que no busca
ni la posesión ni la victoria le será dado oírlo.


Philippe Jaccottet

domingo, 25 de septiembre de 2016

No me busques ahí...Hilda Hist






XXII



No me busques ahí
donde los vivos visitan
a los llamados muertos.
Búscame
dentro de las grandes aguas
en las plazas
en el fuego corazón
entre caballos, perros,
en los arrozales, en el arroyo
o junto a los pájaros
o en el reflejo
de otro alguien,
subiendo un duro camino

Piedra, semilla, sal
pasos de la vida. Búscame ahí.
Viva.

Hilda Hist de Da morte. Odes mínimas.

viernes, 23 de septiembre de 2016

Tomé mi amor que...Juan Gelman






" Tomé mi amor que asombraba a los astros
y le dije señor amor,
usted crece de tarde, noche y día,
de costado, hacia abajo,entre las cejas..."


Juan Gelman

jueves, 22 de septiembre de 2016

Tendrías que llegar como la noche...Idea Vilariño








Tendrías que llegar como la noche
a ocupar todo el aire de mi casa,
tendrías que caer como la sombra,
como la sombra cae sobre las plazas.

Tendrías que llegar como los sueños,
tendrías que llegar como el verano,
caer al fin del día como un premio
a cerrarme los ojos con tu mano.

Tendrías que llegar y darme vida,
como un licor amargo, seco y fuerte;
una vez, otra vez y cada día,
tendrías que llegar como la muerte.


Idea Vilariño

martes, 20 de septiembre de 2016

Los cómplices, poesía de Gonzalo Rojas









Los cómplices

Te decía en la carta
que juntar cuatro versos
no era tener el pasaporte a la felicidad
timbrado en el bolsillo,
y otras cosas más o menos serias
como dándote a entender
que desde antiguamente soy tu cómplice
cuando bajas a los arsenales de la noche
y pones toda tu alma
y la respiración
perfectamente controlada,
por mantener en pie tus rebeliones
tus milicias secretas
a costa de ese tiempo perdido
en comerte las uñas, en mantener a raya
tus palpitaciones,
en golpearte el pecho por los malos sueños,
y no sé cuántas cosas más
que, francamente, te gastan la salud
cuando en el fondo
sabes que estoy contigo
aunque no te vea
ni tome desayuno en tu mesa
ni mi cabeza amanezca en tu pecho
como un niño con frío,
y eso no necesita escribirse.


Gonzalo Rojas.

miércoles, 14 de septiembre de 2016

Culpa , poesía de Ángela Figuera Aymerich








Culpa


Si un niño agoniza, poco a poco, en silencio,
con el vientre abombado y la cara de greda.
Si un bello adolescente se suicida una noche
tan sólo porque el alma le pesa demasiado.
Si una madre maldice soplando las cenizas.
Si un soldado cansado se orina en una iglesia
a los pies de una Virgen degollada, sin Hijo.
Si un sabio halla la fórmula que aniquile de un golpe
dos millones de hombres del color elegido.

Si las hembras rehuyen el parir. Si los viejos
a hurtadillas codician a los guapos muchachos.
Si los lobos consiguen mantenerse robustos
consumiendo la sangre que la tierra no empapa.

Si la cárcel, si el miedo, si la tisis, si el hambre.
Es terrible, terrible. Pero yo, ¿qué he de hacerle?
Yo no tengo la culpa. Ni tú, amigo, tampoco.
Somos gente honrada. Hasta vamos a misa.
Trabajamos. Dormimos. Y así vamos tirando.
Además, ya es sabido. Dios dispone las cosas.

Y nos vamos al cine. O a tomar un tranvía.


Ángela Figuera Aymerich, poeta de Bilbao,España

martes, 13 de septiembre de 2016

Invierno, poesía de Umberto Saba







Invierno


"Es noche, invierno ruinoso. Tú alzas
un poco los visillos, miras. Vibran
tus cabellos salvajes, la alegría
te dilata de pronto el ojo negro;

pues lo que tú has visto
-era una imagen del fin del mundo-
te conforta y hace
cálida y suave tu alma más hundida.

Un hombre se aventura por un lago
de hielo, bajo una lámpara torcida."
Umberto Saba

sábado, 10 de septiembre de 2016

De "Otros animales ", poesías de Jorge Curinao








Dos poesías del querido escritor patagónico Jorge Curinao.Poesías de su libro "Otros animales ".



" Si pudiera enlazarme con mi huida. Escuchar mi angustia, mentirme un poco. Me pregunto y quisiera saber de qué se trata eso de proyectarse hacia el vacío; por qué la palabra no me aborta. Y dónde se forma el silencio, dónde la región de la sed. Y por qué tener que morir llorando. Es necesario abandonar la noción de verdad. Reconciliarse con el mundo. No perderse de vista. Es necesario soñar con el mar."



"Se aprende, en el pueblito, a caminar despacio. Se aprende a
hablar con las estrellas, con los muertos. Escucha, cierra los
ojos. Es la piedra que puse entre tus manos."


Jorge Curinao de "Otros animales "

lunes, 5 de septiembre de 2016

Cartas, relaciones, cartas...Miguel Hernández







Cartas de "El hombre acecha "


El palomar de las cartas
abre su imposible vuelo
desde las trémulas mesas
donde se apoya el recuerdo,
la gravedad de la ausencia,
el corazón, el silencio.

Oigo un latido de cartas
navegando hacia su centro.

Donde voy, con las mujeres
y con los hombres me encuentro,
malheridos por la ausencia
desgastados por el tiempo.

Cartas, relaciones, cartas:
tarjetas postales, sueños,
fragmentos de la ternura,
proyectados en el cielo,
lanzados de sangre a sangre
y de deseo a deseo.
...............
Aunque bajo la tierra
mi amante cuerpo esté,
escríbeme a la tierra,
que yo te escribiré.
...............
En un rincón enmudecen
cartas viejas, sobres viejos,
con el color de la edad
sobre la escritura puesto.
Allí perecen las cartas
llenas de estremecimientos.
Allí agoniza la tinta
y desfallecen los pliegos,
y el papel se agujerea
como un breve cementerio
de las pasiones de antes,
de los amores de luego.
...............
Aunque bajo la tierra
mi amante cuerpo esté,
escríbeme a la tierra,
que yo te escribiré.
...............
Cuando te voy a escribir
se emocionan los tinteros:
los negros tinteros fríos
se ponen rojos y trémulos,
y un claro calor humano
sube desde el fondo negro.

Cuando te voy a escribir,
te van a escribir mis huesos:
te escribo con la imborrable
tinta de mi sentimiento.

Allá va mi carta cálida,
paloma forjada al fuego,
con las dos alas plegadas
y la dirección en medio.
Ave que sólo persigue,
para nido y aire y cielo,
carne, manos, ojos tuyos,
y el espacio de tu aliento.

Y te quedarás desnuda
dentro de tus sentimientos,
sin ropa, para sentirla
del todo contra tu pecho.
...............
Aunque bajo la tierra
mi amante cuerpo esté,
escríbeme a la tierra,
que yo te escribiré.
...............
Ayer se quedó una carta
abandonada y sin dueño,
volando sobre los ojos
de alguien que perdió su cuerpo.

Cartas que se quedan vivas
hablando para los muertos:
papel anhelante, humano,
sin ojos que puedan serlo.

Mientras los colmillos crecen,
cada vez más cerca siento
la leve voz de tu carta
igual que un clamor inmenso.
La recibiré dormido,
si no es posible despierto.
Y mis heridas serán
los derramados tinteros,
las bocas estremecidas
de rememorar tus besos,
y con su inaudita voz
han de repetir: te quiero.


Miguel Hernández

Te amo ahí...poesía de Homero Aridjis






Te amo ahí contra el muro destruido


Te amo ahí contra el muro destruido
contra la ciudad y contra el sol y contra el viento
contra lo otro que yo amo y se ha quedado
como un guerrero entrampado en los recuerdos.

Te amo contra tus ojos que se apagan
y sufren adentro esta superficie vana
y sospechan venganzas
y muertes por desolación o por fastidio .

Te amo más allá de puertas y esquinas
de trenes que se han ido sin llevarnos
de amigos que se hundieron ascendiendo
ventanas periódicas y estrellas.

Te amo contra tu alegría y tu regreso
contra el dolor que astilla tus seres más amados
contra lo que puede ser y lo que fuiste
ceremonia nocturna por lugares fantásticos .

Te amo contra la noche y el verano
contra la luz y tu semejanza silenciosa
contra el mar y septiembre y los labios que te expresan
contra el humo invencible de los muertos.

Homero Aridjis

jueves, 1 de septiembre de 2016

Lo luminoso que se ve de noche , poesía de Laura Wittner








Lo luminoso que se ve de noche


En las épocas míticas salía sola de noche:
salía al patiecito y pisando la maceta
trepaba hasta la medianera y me sentaba
a interrogar los cielos desde lo más profundo
del corazón de Villa Crespo. Porque si antes
las estrellas señalaban el camino en el mar
tal vez ahora esta galaxia de neones,
resplandores de hielo, ventanucos de baño,
rayos móviles provenientes de ferias,
la cautivante sincronización
de las luces de pasillos de edificios
pudiera sugerirnos variar unos centímetros
el recorrido, a ver dónde llegamos.

Un helicóptero en un cielo negro
es su luz blanca y su sonido jadeante.

No por urbana la luna es menos poderosa.

Últimamente veo desde mi balcón
algo como una grúa inmensa,
una viga infernal que, paralela al cielo,
se encaja entre edificios altos
como dispuesta a rearmar el panorama,
delimitada por dos luces fatuas:
punto rojo en un extremo, y en el otro
la extrañeza hecha luz: un rectángulo verde
fluorescente, imposible de entender: de día
parece una pantalla que proyecta
en continuado y para nadie, y de noche
refulge en el centro de su hueco
evocando desplazamientos mudos
que hablan de lo difícil que es fijar impresiones.
Refulge desde allí como un dios verde
de Philip Dick, con resabios de Lem.


Laura Wittner