Foucault se haría un festín con ésto del control, el poder, la autoridad, el encierro, la obediencia,la disciplina... Tiempos nuevos horribles para mi gusto pero con los que hay que lidiar. Obedezco sólo lo sanitario.No al microchip. Maldita pandemia.
A mí que me gusta el misterio (ese espacio en el que defendemos con uñas y dientes la esencialidad de nuestro ser) es terrorífico.Todo el tiempo ofertas me llegan de Zoom, chats hasta con 50 personas, meet no se cuánto, salas de boludeces... ¿ Para qué quiero eso ?. No soy empresa. Soy persona. No quiero ser masa ni fundirme en la muchedumbre. Soy sociable y siempre he sido y soy un éxito en sociedad con eso de ser querida, admirada, etc. De chica llamo la atención. Pero muchas veces me encanta ser inadvertida, como un fantasma y adoro la música tanto como el silencio. Eso de que conozcan hasta el calzón que usás es tan poco elegante, tan mersa. Que no sé como la gente le encanta mostrar TODO. Todo para que si ven tu casa te saquen el cuero a rajatabla. Que si te ponés en bikini que si estás gorda, que si estás en hueso, que se te ve...que no mostrás nada. Bah. Gente que no tiene vida y se hace la suya con la vida de otros.
El mundo se ha vuelto tan masa que asusta y me da asco. Para colmo esta pandemia multiplica ésta masividad. Ahora están con el Tik Tok y toda esa parafernalia de pelotudeces. Todos en eso, el límite de la sensatez y la boludez es finita.
El silencio, la sabiduría se han vuelto un lujo. ¿ Cómo queremos sanarnos y estar bien de salud así ?. Necesitás paz, calma para escucharte a vos misma /o que es la voz más interesante que tenés que escuchar. Cabalgar el tigre. Eso.
No es que no te metas en el barro y te diviertas. Pero un rato luego a lo tuyo, a la esencia de las cosas. A la Naturaleza, a recuperar nuestra sanidad con ella que es la gran maestra.
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