Nos ha llegado el otoño. Antes no me gustaba como estación ahora me gusta un poquito, puedo caminar horas y horas sin que me cueste lo digo por lo del barbijo, ya que no me canso nunca de caminar. Y leer esta poesía del gran Karmelo Iribarren rinde pleitesía a esos días de viento, hojas amarillas o rojizas alguna que otra lluvia y fresquito.
MOTIVOS PARA LA ESPERANZA
Como vivimos en un mundo desquiciado,
donde uno no sabe
qué puede suceder al día siguiente
—siempre ha sido así, pero la sensación
últimamente resulta insoportable—,
el simple hecho de que las aceras
se llenen un año más de hojas muertas
es sin duda una buena noticia,
casi un motivo para la esperanza.
Los árboles, al menos, funcionan, hacen
lo que tienen que hacer
en otoño: deshojarse
—me he dicho,
por el paseo del río, esta mañana.
Karmelo C. Iribarren
(ph by Pinterest)
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