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martes, 11 de septiembre de 2018

Sí, mi amiga..., poesía de Juan L. Ortíz










SI, MI AMIGA...


Sí, mi amiga, estamos bien, pero tiemblo
a pesar de esas llamas dulces contra junio…

Estamos bien… sí…
Miro una danzarina en su martirio, es cierto,
con los locos brazos, ay, negando la ceniza
y el crepúsculo íntimo…

Estamos bien… Cummings que se va, muy pálido,
al país que nunca ha recorrido,
mientras Debussy enciende el suyo, submarino…
Estamos bien… Pero tiemblo, mi amiga, de la lluvia
que trae más agudamente aún la noche
para las preguntas que se han tendido como ramas
a lo largo de la pesadilla de la luz,
con la vara que sabes y la arpillera que sabes,
en las puertas mismas, quizás, de la poesía y de la música…
Estamos bien, sí mi amiga, pero tiemblo de un crimen…
Cuándo, cuándo, mi amiga, junto a las mismas bailarinas del fuego,
cuándo, cuándo, el amor no tendrá frío?


Juan L. Ortíz

lunes, 10 de septiembre de 2018

Les jeux sont faits, poesía de Olga Orozco












Les jeux sont faits


¡Tanto esplendor en este día!
¡Tanto esplendor inútil, vacío, traicionado!
¿Y quién te dijo acaso que vendrían por ti días dorados
en años venideros?
Días que dicen sí, como luces que zumban,
como lluvias sagradas.
¿Acaso bajó el ángel a prometerte un venturoso exilio?
Tal vez hasta pensaste que las aguas lavaban los guijarros
para que murmuraran tu nombre por las playas,
que a tu paso florecerían porque sí las retamas
y las frases ardientes velarían insomnes en tu honor.
Nada me trae el día.
No hay nada que me aguarde más allá del final de la alameda.
El tiempo se hizo muro y no puedo volver.
Aunque ahora supiera dónde perdí las llaves
y confundí las puertas
o si fue solamente que me distrajo el vuelo de algún pájaro,
por un instante, apenas, y tal vez ni siquiera,
puedo reclamar entre los muertos.
Todo lo que recuerda mi boca fue borrado de la memoria de otra boca
se alojó en nuestro abrazo la ceniza, se nos precipitó la lejanía,
y soy como la sobreviviente pompeyana
separada por siglos del amante sepultado en la piedra.
Y de pronto este día que fulgura
como un negro telón partido por un tajo, desde ayer, desde nunca.
¡Tanto esplendor y tanto desamparo!
Sé que la luz delata los territorios de la sombra y vigila en suspenso,
y que la oscuridad exalta el fuego y se arrodilla en los rincones.
Pero, ¿cuál de las dos labra el legítimo derecho de la trama?
Ah, no se trata de triunfo, de aceptación ni de sometimiento.
Yo me pregunto, entonces:
más tarde o más temprano, mirado desde arriba,
¿cuál es en el recuento final, el verdadero, intocable destino?
¿El que quise y no fue?, ¿el que no quise y fue?

Madre, madre,
vuelve a erigir la casa y bordemos la historia.
Vuelve a contar mi vida.


Olga Orozco

martes, 4 de septiembre de 2018

Plenilunio, poesía de Cristina Peri Rossi













Plenilunio

Por cada mujer
que muere en ti
majestuosa
digna
malva
una mujer
nace en plenilunio
para los placeres solitarios
de la imaginación traductora.


Cristina Peri Rossi

viernes, 31 de agosto de 2018

Israfel , poesía de Edgar Allan Poe










Israfel



En el Cielo mora un espíritu,
cuyas cuerdas del corazón son un laúd;
ninguno canta mejor, ni con tal frenesí
como el ángel Israfel,
y las estrellas vertiginosas,
así lo afirma la leyenda,
deteniendo sus himnos,
escuchan el encantamiento de su voz,
todas en silencio.
Dudando en lo alto de su meridiano,
la luna apasionada se sonroja de amor,
mientras, para oírle, el mismo rayo
(y con él las veloces Pléyades)
se detienen en el cielo.
Y dicen que el fervor de Israfel
se debe al sortilegio de su lira,
al trémulo alambre vivo de sus cuerdas;
donde los pensamientos profundos son un deber,
donde el Amor es un Dios ya anciano,
donde los ojos de las huríes
brillan con la adorada belleza de los astros.
Tienes razón, Israfel,
en despreciar todo canto que no sea apasionado.
¡A ti los laureles, bardo el mejor
y el más sabio!
¡Larga y gozosa vida para ti!
Los altos éxtasis caen con las ardientes notas,
con tu dolor, tu alegría, tu odio, tu amor,
el fervor de tu laúd.
¿Qué hay de extraño en que las estrellas
eternas permanezcan mudas?
Sí, tuyo es el Cielo,
pero este es un mundo de dulce amargura,
nuestras flores son sólo flores,
y la sombra de tu inmensa beatitud
es la luz de nuestro sol.
Si yo pudiese habitar en el reino de Israfel,
y él en donde yo habito,
no podría el ángel cantar una melodía terrenal,
mientras yo, en cambio, podría lanzar al firmamento
un nota más plena que esta triste canción
que brota de mi lira.


Edgar Allan Poe

jueves, 30 de agosto de 2018

Sanación, poesía de Jorge Curinao










Sanación


No estamos solos en la soledad
otros dirán sus cuentos
infinitamente
comerán el pan de los cielos
abrirán el camino de los ciegos


cuando todo eso suceda
ellos
los que siempre me hacen falta
vencerán las dudas
que es como vencer al tiempo


Jorge Curinao de "Cactus"

domingo, 19 de agosto de 2018

Las mujeres que más me atraen..., Miguel Gane












"Las mujeres que más me atraen son aquellas que se debaten cada día entre salvar al mundo y acabar con él porque saben que son capaces de ambas cosas."


Miguel Gane

jueves, 16 de agosto de 2018

El viento, poesía de Carlos Battilana











El viento


Toco con mano indeleble
lo escaso de la materia.

En mi habitación
retiro a mis hijos, los abrazo,
les recuerdo
con palabras pequeñas
que el viento
es indestructible.

Brilloso como un témpano
el día
persiste
aquí, allí. Sin cansancio
recibo el deterioro
como una forma de avance.


Carlos Battilana


miércoles, 8 de agosto de 2018

Un cuento sobre la lluvia, poesía de Bella Ajmadúlina















Un cuento sobre la lluvia



Desde la mañana la lluvia no me abandonaba,
-Oh, déjame- le decía yo rudamente
Pero ella no cedía, fiel y triste,
me seguía como una pequeña hija.

La lluvia se adhirió a mis espaldas, como un ala.
Yo la reñía
-Avergüénzate, mala!
Llorando te implora el labriego
-Vete a las legumbres y a las flores!
¿Qué quieres de mí?

El tiempo era pesado y seco.
La lluvia estaba conmigo, olvidando
al resto del mundo.
Los chicos bailaban en torno a mí,
como si fuera una máquina regadora.

Me ingenié para entrar en un café,
Me escondí en una mesa, detrás de un nicho.
La lluvia, cual un mendigo, se pegó a la ventana,
y quería llegar a mí a través del vidrio.
Salí otra vez, la mejilla fue castigada
con una bofetada húmeda,
pero en seguida, arrepentida,
la lluvia, triste y valerosa,
me lavó los labios con olor a cachorro.

Creo que mi apariencia era ridícula.
Me envolví el cuello con un pañuelo gris.
Y la lluvia me pellizcaba la oreja.
La sequía era tensa. Todo estaba seco.
Sólo yo me empapé.


Bella Ajmadúlina

lunes, 6 de agosto de 2018

Los días lejanos, poesía de Alejandro López Andrada








Los días lejanos


Allí, a lo lejos,
donde tiemblan los maizales
y el pueblo está dormido,
donde invernan
los erizos románticos, tu fe
sigue sentada contemplando el humo.

Igual que un monte
herido por la noche,
aún te sostienes firme en el camino;
te acarician murmullos,
risas, sueños,
que, ayer, tuviste
y ahora, al fin, reencuentras.

Todo aquel tiempo
está en tu corazón,
iluminado por un sol de fresa.

Delante de tus ojos,
van pasando
los días lejanos hacia un bello crepúsculo.


Alejandro López Andrada

domingo, 29 de julio de 2018

Avance, Poesía de Rainer María Rilke












"Avance"


Se hace otra vez sonoro el rumor de mi vida, que más honda
parece que fluyera entre orillas más amplias.
Se me vuelven las cosas más fraternas
y se detienen mis ojos más lentos sobre ellas.
Me encuentro más cercano a lo que no tiene nombre.
Con mis sentidos voy, como si fueran pájaros,
por el cielo con viento hasta la encina.
Y al deshacerse sobre el estanque el día
mi sentimiento se hunde entre los peces.

Rainer María Rilke


Traducción de Antonio Pau



miércoles, 25 de julio de 2018

Poética, poesía de Heberto Padilla
















Poética


Dí la verdad.

Dí, al menos, tu verdad.

Y después

deja que cualquier cosa ocurra:

que te rompan la página querida,

que te tumben a pedradas la puerta,

que la gente

se amontone delante de tu cuerpo

como si fueras

un prodigio o un muerto.


Heberto Padilla

lunes, 23 de julio de 2018

Hogar, poesía de Warsan Shire













Hogar



nadie abandona su hogar a menos que

el hogar sea la boca de un tiburón

sólo corres hacia la frontera

cuando ves a toda la ciudad corriendo también



tus vecinos corriendo más rápido que tú

aliento sanguinolento en sus gargantas

el chico con el que fuiste a la escuela

el que te besó tontamente tras la antigua fábrica de latas

está sosteniendo un arma más grande que su cuerpo

sólo abandonas tu hogar

cuando el hogar no te permite quedarte.



nadie abandona su hogar a menos que el hogar te persiga

fuego bajo los pies

sangre caliente en tu vientre

no es algo que hayas pensado hacer

hasta que el filo gastado amenaza

tu cuello

y aun entonces cargaste el himno bajo

tu aliento

sólo rasgando tu pasaporte en unos baños de aeropuerto

sollozando con cada bocado de papel

te queda claro que no podrías regresar.


tienes que entender,

que nadie pone a sus hijos en un barco

a menos que el agua sea más segura que la tierra

nadie quema las palmas de sus manos

bajo trenes

debajo de carrocerías

nadie pasa días y noches en el estómago de un camión

alimentándose de periódicos a menos que las millas recorridas

signifiquen algo más que el trayecto.

nadie se arrastra bajo vallas

nadie quiere ser golpeado

escupido


nadie escoge campos de refugiados

o registros al desnudo donde tu cuerpo

se queda dolorido

o la prisión,

porque la prisión es más segura

que una ciudad de fuego

y un guarda de la prisión

en la noche

es mejor que un camión repleto

de hombres que se parecen a tu padre

nadie puede soportarlo

nadie puede digerirlo

ninguna piel sería lo suficientemente dura


el

váyanse a casa negros

refugiados

sucios inmigrantes

solicitantes de asilo

dejando secos nuestros países

negratas con sus manos mendigas

huelen raro

salvajes

arruinaron sus países y ahora quieren

arruinar el nuestro

cómo hacen las palabras

las miradas sucias
ruedan sobre tus espaldas

quizás porque el golpe es más suave

que un miembro cortado


o las palabras son más tiernas

que los catorce hombres entre

tus piernas

o los insultos son más fáciles

de tragar

que el escombro

que el hueso

que el cuerpo de tu hijo

en pedazos.
quiero ir a mi hogar,

pero mi hogar es la boca de un tiburón

hogar es el cañón de la pistola

y nadie abandonaría su hogar

a menos que el hogar te persiguiese hasta la orilla

a menos que el hogar te diga

que aceleres tus piernas

dejes tu ropa atrás

te arrastres por el desierto

atravieses los océanos

te ahogues

te salves

estés hambriento

mendigues

olvida el orgullo

tu supervivencia es más importante


nadie abandona el hogar hasta que el hogar es una voz sudorosa en tu oído

diciendo –

ve,

corre lejos de mí ahora
no sé en qué me he convertido

pero sé que cualquier lugar

es más seguro que aquí.



Warsan Shire

miércoles, 18 de julio de 2018

Por decirlo así , poesía de María Negroni















Por decirlo así


me acosté con la noche cuando el sol
de este lado del sur
más ruidoso que el ruido
avanzaba
hacia el final de algo

y allí se intercambiaban
lo que pudo haber sido
y lo que siempre está siendo

como un cuerpo
abierto al fin

a la locuacidad de lo que calla


María Negroni

lunes, 16 de julio de 2018

Umbral, poesía de Susana March














Umbral




Cándidamente azul. Aún no he nacido.
Ciñe el aire mis muslos. Soy de aire.
El mar me sabe. Sal, vela y espuma.
dibujan mi contorno en el paisaje.

Me traspasa la luz. No me conozco.
Soy apenas un soplo de la tarde.
El sexo yace en paz, el alma duerme,
no tengo voz y Dios está distante.

Navego por los cielos castamente
con las alas al viento como un ángel.
Pequeña llama, apenas un chispazo.
mi corazón no existe, pero arde.


Susana March

viernes, 13 de julio de 2018

Eso que me oprime..., Rabindranath Tagore











"Eso que me oprime, ¿es mi alma intentando salir al exterior o el alma del mundo llamando a mi corazón para poder entrar?"


Rabindranath Tagore.




martes, 10 de julio de 2018

Fama, poesía de Dereck Walcott










Fama



Esto es la fama: domingos,

una sensación de vacío

como en Balthus,



callejuelas empedradas,

iluminadas por el sol, resplandecientes,

una pared, una torre marrón



al final de una calle,

un azul sin campanas,

como un lienzo muerto



en su blanco

marco, y flores:

gladiolos, gladiolos



marchitos, pétalos de piedra

en un jarrón. Las alabanzas elevadas

al cielo por el coro



interrumpidas. Un libro

de grabados que pasa él mismo

las hojas. El repiqueteo



de tacones altos en una acera.

Un reloj que arrastra las horas.

Un ansia de trabajo.



Dereck Walcott

jueves, 28 de junio de 2018

Cuarto poema , poesía de Arseni Tarkovski








Cuarto poema

El hombre tiene un solo cuerpo,
Como una celda incomunicada,
El alma ya está harta
De esa envoltura apretada,
Con los ojos y los oídos
De tamaño tan escueto,
Con la piel –pura cicatriz-
Que viste el esqueleto.
A través de la retina vuela,
Hacia el manantial del cielo,
Hacia el eje helado,
Hacia la carroza de pájaro,
Y oye desde las rejas
De su prisión viviente,
El parloteo de bosques y prados,
La trompeta de los siete mares.
Es un pecado tener el alma sin cuerpo,
Es lo mismo que un cuerpo sin camisa,
Como si no tuviera ni obra, ni proyecto,
Ningún designio, ni una sola línea.
Puros enigmas sin ninguna clave.
Pues, quien volvería hacia atrás,
Después de haber bailado
Donde nadie bailaría jamás.
Y sueño con un alma diferente,
Vestida de otra manera,
Que arde, recorriendo siempre
El camino entre la timidez y la espera,
Como una llamada seca, sin reflejo,
Que corre al ras del suelo
Y como un recuerdo, nos deja
El ramo de las lilas en la mesa.
Corre, niño; no te apiades
De Eurídice desdichada,
Echa rodar por el mundo
Tu aro de cobre con una vaca,
Mientras, apenas audible,
Pero respondiendo a cada paso,
La tierra suena en los oídos
Tan alegre y austera.

(Tarkovski, Arseni Alexandrovich, traducción de Irina Bogdaschevski. Buenos Aires, Argentina, Diario de Poesía, Nro. 6.)


El post se ilustra con la obra de Magdalena Aberg "Interior with teddy Bear"


domingo, 24 de junio de 2018

"Vierge moderne " , poesía de Edith Södergran












Vierge moderne

No soy mujer. Soy un neutro.
Soy un niño, un paje y una osada decisión,
soy un rayo risueño de un sol escarlata...
Soy una red para todos los peces golosos,
soy un brindis en honor a todas las mujeres.
soy un paso hacia el azar y la ruina,
soy un salto en la libertad y en el yo...
Soy el murmullo de la sangre en el oído del hombre,
soy un escalofrío del alma, el ansia y la negación de la carne,
soy el anuncio de nuevos paraísos.
Soy una llama inquisitiva e intrépida,
soy agua, honda mas audaz hasta las rodillas,
soy fuego y agua sinceramente unidos por libre decisión.

Versión de Renato Sandoval e Irma Sítanen


Edith Södergran